Revista Salud y Bienestar Colectivo
Septiembre-Diciembre 2020. Vol 4, Nº 3 ISSN 0719-8736
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Además, se evidencia la manifestación de las estructuras de poder impuestos a través del
modelo médico hegemónico, que estableció el modelo normativo en la práctica profesional
del Bioanálisis como técnica más que como saber y le asignó mayor peso al rol de analista
que al resto de las funciones de la profesión, por lo cual hoy todavía se considera a este
saber en el último escalón de la pirámide de las ciencias de la salud. Con base a lo
expuesto, los/las informantes consideraron que los y las Bioanalistas, no forman parte de un
equipo de salud porque no existe un equipo de salud como tal, debido a que el modelo es
vertical y sólo siguen directrices.
En los relatos de los informantes se evidencian además, las consecuencias que ha generado
la visión funcionalista, positivista y pragmática con la cual se construyó la razón social de
la práctica del Bioanálisis, cuyos referentes se sustentan en lo que Hessen, señala como:
“Una concepción del sujeto en la cual no es considerado un ser teórico o pensante, sino un
ser práctico, un ser de voluntad y acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su
voluntad y de su acción”
(11)
, Por otra parte, se evidencia como la profesión fundamenta su
praxis en el pragmatismo, “Donde lo verdadero significa útil, valioso, fomentador de la
vida... la verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del
hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta práctica de éste”
(11)
y es precisamente esta perspectiva la que ha impedido el desarrollo del Bioanálisis como un
saber integral.
3.- No se han generado grandes cambios en la praxis bioanalítica, porque la mayoría de los
y las egresados/as se convierten en procesadores/as de muestras, no aprovechando gran
parte de su formación, aun y cuando se han incorporado al pensum asignaturas de corte
social. No obstante, existe un problema con el enfoque o con el alcance de las mismas
porque no se ha logrado un cambio en el ejercicio profesional. Se ha tratado de hacer tanto
que se ha hecho poco. Tal vez porque, lo que se ha generalizado es la reducción del tiempo
de dedicación de estas asignaturas para beneficiar aquellas que direccionan la formación de
los profesionales hacia lo biológico-molecular. Esto evidencia que el modelo biomédico,
como representación del positivismo-pragmatismo-funcionalismo sigue sustentando la
praxis bioanalítica.
4.- Desde el punto de vista epidemiológico, el Bioanálisis se ha quedado muy atrás. Desde
el punto de vista histórico se ha perdido un poco el aporte, porque como profesionales del
Bioanálisis no conocemos los orígenes de este saber, y al no conocer de dónde se originó,
no definimos hacia dónde vamos como profesión. No han ocurrido cambios importantes, en
el abordaje de los problemas de Salud Pública, como consecuencia del aporte de los
diferentes saberes sociales al Bioanálisis. Refieren además, que desde la sociología y la
epistemología no han ocurrido cambios importantes.
5.- A pesar de haber transitado por diferentes diseños curriculares y el esfuerzo hecho por la
universidad para generar un cambio, los egresados no trascienden los roles contemplados
en el pensum de estudio, porque el pensum está diseñado para formar profesionales con
capacidades de ejercer los roles de analista, gerente, agente de cambio e investigador, es
decir, la formación del Bioanalista se mantiene anclado al paradigma positivo-pragmático-
funcionalista. Cabe destacar, que existen algunos casos de Bioanalistas que trascienden
estos roles, pero son profesionales que han realizado postgrados de corte social como