Revista Salud y Bienestar Colectivo
Septiembre-Diciembre 2020. Vol 4, Nº 3 ISSN 0719-8736
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Praxis Bioanalítica desde la matriz epistemológica vigente en el contexto de la Salud
Pública.
Bioanalytic practice from the epistemological matrix in force in the context of Public
Health.
Dra. María Chacón H.
Departamento de Microbiología, Escuela de Bioanálisis. Universidad de Carabobo,
Venezuela.
zoiret.chacon@gmail.com
ORCID ID 0000-0002-8091-3672
Recibido: 07.07.2020
Revisado: 25.07.2020
Aceptado: 20.08.2020
Cómo citar este artículo: Chacón, M. Praxis Bioanalítica desde la matriz epistemológica
vigente en el contexto de la Salud Pública. Salud y Bienestar Colectivo. 2020; 4 (3): 39 -
57.
Resumen
Con el propósito de caracterizar la praxis Bioanalítica desde la matriz epistemológica
vigente, la investigación se reali bajo el Enfoque Integrador Transcomplejo. Para el
abordaje de la problemática de estudio se empleó la complementariedad metódica. El grupo
humano quedó constituido por cinco docentes Bioanalistas, a los que se le realizó una
entrevista focalizada y en profundidad. Entre los hallazgos se evidenció que la praxis
bioanalítica fue modelada desde la modernidad como un ejercicio mecanicista, repetitivo,
desarticulado de lo social y lo humano. La modernidad es reproducida en las universidades
mediante una formación vertical, donde no se articula lo biológico con lo social, con lo
histórico o lo cultural; ya que la malla curricular está definida por un grupo de asignaturas
cargados de contenidos procedimentales, impartidos a partir de objetivos de forma aislada,
que centra la atención en la enfermedad y concibe su praxis desde roles y tareas, dándole
mayor énfasis al rol de analista. Desde esta perspectiva, se niega los aportes dados por la
epistemología, la historia, lo sociología, antropología y la educación al saber Bioanalítico,
quedando limitado su impacto en la Salud Pública. Para redimensionar la concepción social
del Bioanálisis y su praxis es necesario que se asuman nuevos paradigmas y nuevas
metodologías y la Transcomplejidad constituye una opción para dar respuesta a esta
demanda.
Palabras Claves: Enfoque Integrador Transcomplejo, Bioanálisis, Modelo biomédico,
Resignificación.
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Abstrac
In purpose to characterize the Bioanalytical praxis from the current epistemological matrix,
the research was carried out under the Transcomplex Integrative Approach. Methodical
complementarity was used to address the study problem. The human group was made up of
five Bioanalyst teachers, who were given a focused and in-depth interview. Among the
findings, it was evident that bioanalytic praxis was modeled since modernity as a
mechanistic, repetitive, disjointed exercise of the social and the human. Modernity is
reproduced in universities through vertical training, where the biological is not articulated
with the social, with the historical or the cultural; since the curricular mesh is defined by a
group of subjects loaded with procedural content, taught from objectives in isolation, which
focuses attention on the disease and conceives its praxis from roles and tasks, giving greater
emphasis to the role of analyst. From this perspective, the contributions given by
epistemology, history, sociology, anthropology and education to Bioanalytical knowledge
are denied, leaving their impact on Public Health limited. To resize the social conception of
Bioanalysis and its praxis, it is necessary to assume new paradigms and new methodologies
and Transcomplexity constitutes an option to respond to this demand.
Keywords: Transcomplex Integrative Approach, Bioanalysis, Biomedical model,
Resignification
Introducción
En Venezuela, el profesional del Bioanálisis es formado bajo el perfil de analista, agente de
cambio social, gerente e investigador, en el marco de las exigencias dadas por el modelo
cultural hegemónico vigente; debido a que a lógica de la carrera del Bioanálisis ha estado
permeada por la hegemonía del modelo biomédico fundamentalmente. Los esfuerzos que
las universidades han hecho al cambiar el currículo, no han impactado a la base epistémica
que sustenta la formación, por lo que el ejercicio profesional del/a Licenciado/a en
Bioanálisis está centrado en el rol de analista debido a la concepción positivista pragmática
que caracteriza a la profesión desde roles y tareas.
Hasta ahora, los cambios curriculares que se han dado en la carrera, no han sido más que un
maquillaje curricular, que se aborda desde lo técnico, con cambios de unidades de crédito,
cargas horarias y formas enunciativas curriculares, sustituyendo nombres de una visión por
nombres de otra visión curricular, pero que en esencia, tienen el mismo propósito tecnicista.
La profesión del Bioanálisis atraviesa problemas para su consolidación científica, lo que
podría obedecer a la afluencia del pensamiento signado por una perspectiva disciplinaria,
fragmentaria y polarizadora, en la cual, no logra darse la integración de conocimientos para
la formación de un profesional con visión multidimensionada, transdisciplinar y con visión
de liderazgo, como hoy lo requiere el equipo de salud, que enfrenta los desafíos y
complejidades presentes en los problemas fundamentales de la Salud Pública.
Tal imposibilidad se debe a la relación con la concepción mecanicista que se tiene de la
profesión en Venezuela desde principios del siglo XX con la influencia del positivismo.
Desde esta cosmovisión, se secuestró el saber de lo biológico como único y propio de un
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modo de pensar, en el que la demostración y la experimentación se convirtieron en el
estandarte para dar explicaciones homogéneas y biologicistas a todos los problemas de
salud social y salud pública, que pretendieron ser obviados desde abordajes cualitativos y
sociales, lo que justifica el por qué se planteó la creación de una escuela para la formación
de Oficiales de Sanidad y Técnicos de Laboratorio.
Estas limitaciones llevan a revisar los modelos de comprensión científicos heredados de un
paradigma positivista, cartesiano, reduccionista, fragmentado, que circunscribe a estos
profesionales en los laboratorios, limitando su posicionamiento en la resolución de
problemas prioritarios de salud, promoción de la misma, prevención de enfermedades,
diagnóstico de las mismas. Por este motivo, se pretende en las siguientes líneas caracterizar
la praxis Bioanalítica desde la matriz epistemológica vigente en el contexto de la Salud
Pública.
1. Precisiones transmetódicas
La presente indagación se sustenta en el Enfoque Integrador Transcomplejo considerándolo
como una opción para dar respuesta a las demandas de “Una realidad compleja y
multireferencial”
(1, p33)
, realidades que son “Imposibles de abordar desde una sola arista o
disciplina”
(1, p33)
. Desde las precisiones epistemológica del enfoque asumido como forma
emergente de abordar las realidades complejas, donde el problema en estudio debe ser
desarrollado de manera transdisciplinar, se hace necesario realizar el recorrido a través de
un referente transmetódico, entendido como:
“La posibilidad de ir más allá del método lineal y trascender hacia el diálogo de
metódicas que siendo distintas, tienen puntos de coincidencia, las cuales pueden
formar parte de un mismo paradigma o de paradigmas diferentes en el cruce con la
cotidianidad de lo vivido”
(2, p36)
.
Con la finalidad de entender la problemática planteada más allá de las racionalizaciones
modernas, se empleó la hermenéutica porque en la interpretación el investigador se
implica en un diálogo con el otro en un intento de llegar a una mutua comprensión del
significado e intenciones que están en las expresiones de cada uno” (3, p88). Para
aproximarnos a la realidad en estudio, se empleó el método etnográfico porque se trata de
“Un marco explicativo que contiene una serie de afirmaciones, cuyo valor es la generación
de un nuevo conocimiento”
(4, p20)
. También se empleó el análisis de contenido porque es
“un procedimiento destinado a desestabilizar la inteligibilidad inmediata de la superficie
textual, mostrando sus aspectos no directamente intuibles y, sin embargo, presentes”
(5, p181)
.
El grupo humano quedó constituido por cinco (5) Bioanalistas con 15 años de ejercicio
profesional, en lo clínico y en el ámbito de laboratorio, con estudios de cuarto nivel y
experiencia en el área de investigación, docentes de la escuela de Bioanálisis de la
Universidad de Carabobo, sede Aragua. Para la recolección de la información se empleó la
entrevista con preguntas enfocadas y a profundidad.
2. Teorización de testimonios
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Los testimonios de las informantes fue organizado y sistematizado para después proceder a
la teorización de los mismos. Para lograr la teorización se aplicaron cuatro técnicas
concernientes del análisis de contenido, como son: Descripción, saturación, contraste y
triangulación para realizar análisis del discurso desde la perspectiva trans-epistemo-
semiológica.
Del proceso de categorización de la información emergen siete (07) categorías:
posicionamiento de la práctica bioanalítica, cambios en el abordaje de los problemas de
salud pública, trascendencia de la profesión, contribuciones al mundo de la salud pública,
praxis bioanalítica, formación universitaria de pregrado y necesidad de
reconceptualización de la carrera.
2.1 Posicionamiento de la Práctica Bioanalítica
En relación a la primera categoría sobre el Posicionamiento de la Práctica Bioanalítica en
el Modelo Sociocultural Vigente, los testimonio de cuatro de las Bioanalistas Especialistas
(BE) entrevistadas (BE1; BE2, BE4, BE5) coincidieron al expresar que la práctica del
Bioanálisis medianamente responde a las exigencias del modelo cultural existente en Salud
Pública, por lo que consideran que dicha práctica debe ser replanteada, debido a que el
ejercicio profesional se centra en el procesamiento de muestras y emisión de datos sin
participar en otras actividades como promoción de la salud y prevención de enfermedades.
Dos de las informantes señalaron como causal de esta forma de ejercicio profesional, el
hecho de que muchos de los aspirantes a graduarse como Bioanalistas decidieron estudiar
esta carrera porque no consiguieron cupo en medicina, generando un techo cognitivo ya que
creen que no tienen suficiente material para desarrollarse como un profesional integral.
Aún y cuando la informante tres (BE3) considera que el ejercicio profesional si responde a
las exigencias del modelo cultural existente en la Salud Pública, ella afirma que el
Bioanalista no forma parte de un equipo de salud porque no existe un equipo de salud como
tal, debido a que el modelo es vertical y sólo siguen directrices. Debido a todas estas
causales, las cinco informantes coincidieron que el/a profesional del Bioanálisis no tiene
posicionamiento en el equipo de salud.
Al contrastar tales testimonios con los planteamientos de Devereux
(6 p. 398)
, el techo
cognitivo al cual se ve sometido el Bioanálisis en relación al resto de las ciencias de la
salud, según lo expresan los informantes, responde a lo establecido en la teoría
funcionalista de Parsons desde la cual se define toda función o rol como: Lo que el actor
hace en sus relaciones con otros, considerado en el contexto de su significación funcional
para el sistema social” debido a que cada actor es un objeto de orientación para otros
actores (y para mismo) (…) cada actor se orienta hacia otros actores (…) al hacerlo, el
actor está actuando, no sirviendo como objeto”
(7, p20)
, ”, para así mantener el equilibrio del
sistema, ya que. “Dicha teoría sirvió como instrumento para tejer el camino de lo social (i.e
externo) a lo comportamental-individual, consolidando de ese modo la lógica funcionalista”
(8, p20)
.
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Según lo planteado por Parsons, el/la Bioanalista, con su praxis apegada al rol de analista,
sólo está ejecutando la función que para esta profesión fue establecido por la modernidad,
manteniendo así el equilibrio del sistema. En este caso, el modelo normativo fue el
impuesto por el modelo médico hegemónico que estableció al Bioanálisis como técnica más
que como saber y le asignó mayor peso al rol de analista que al resto de las funciones del
Bioanálisis, por lo cual hoy todavía se posiciona este saber en el último escalón de la
pirámide de las ciencias de la salud.
De allí que Capra
(9)
cuestione el modelo médico hegemónico porque:
“Al concentrarse en fragmentos cada vez más pequeños del cuerpo humano, la
medicina moderna suele perder de vista la humanidad del paciente y, al reducir la
salud a una función mecánica, pierde la capacidad de tratar con el fenómeno de la
curación”
(p64)
.
A pesar que han transcurrido tres siglos desde que se instituyó el modelo cartesiano en las
ciencias médicas, la enfermedad sigue concibiéndose como una avería de la máquina y el
estudio meticuloso de sus partes es la forma conocida para poder corregir dicha avería. Esta
visión justifica la praxis bioanalítica como un saber auxiliar de la medicina, cuyo
desempeño es el análisis de muestras mediante la aplicación de técnicas, manteniéndose
apegada a la razón que le dio origen, sin alcanzar un posicionamiento en el equipo de salud.
El planteamiento del “techo cognitivo” que señalaron dos de los/las informantes, permite
evidenciar que se da una representación de poder, donde el médico es considerado el de
mayor jerarquía y conocimiento de los profesionales de salud, por lo que un gran número
de aspirantes en las Facultades de Ciencias de la Salud desean ser médicos/as y al no
alcanzar sus metas, puede pensarse que optan por estudiar Bioanálisis por sentir que “se
parece a”, pero, en su ejercicio profesional se ve reflejado ese imaginario, en el que
cualquier otro personal de las ciencias de la salud, diferente al médico, es inferior a éste ,
porque “El saber transmitido (…) funciona según todo un juego de represión y de exclusión
(…): exclusión de aquellos que no tienen derecho al saber, o que no tienen derecho más que
a un determinado tipo de saber”
(10, p32)
.
Dándole a la profesión de la medicina la supremacía sobre el resto de las ciencias médicas,
poniéndose de manifiesto el poder disciplinario, ya que “las disciplinas son… creadoras de
aparatos de saber y de múltiples dominaciones de conocimiento”, que ejercen el poder a
través de la mecánica de las sujeciones”
(10, p151)
, es decir, ejerce el poder con base a la
desigualdad de las representaciones que se generan en el imaginario colectivo de la
sociedad.
En los relatos de los informantes se evidencia además, las consecuencias que ha generado
la visión funcionalista, positivista y pragmática con la cual se construyó la razón social de
la práctica del Bioanálisis, cuyos referentes se sustentan en “la concepción del sujeto en la
cual no es considerado un ser teórico o pensante, sino un ser práctico, un ser de voluntad y
acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su voluntad y de su acción”
(11, p44)
y es
precisamente esta perspectiva la que ha impedido el desarrollo del Bioanálisis como un
saber integral.
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En el discurso existe un planteamiento de la necesidad de reconstruir la Salud Pública y la
forma de conceptualizar el proceso salud- enfermedad, porque mientras se mantenga
vigente el pensamiento lineal funcionalista no ocurrirán cambios en la praxis de los
profesionales de la salud, ya que:
La salud no obedece a un orden exclusivamente individual, sino un proceso que es
complejo, socialmente determinado, aspecto que muchas veces desaparece del
pensamiento en la salud blica, debido al predominio de una visión biomédica, se
reduce la problemática al estrecho límite de los trastornos o malestares individuales,
su curación y la prevención individual
(8, p35)
.
Es por esto que, para generar un verdadero cambio y romper con el pensamiento lineal
impuesto por la episteme pragmática- funcionalista, es necesario concebir la salud desde
“Determinantes sociales en salud”
(8, p22)
y alcanzar la Subsunción de lo simple en lo
complejo y de lo biológico en lo social… como un proceso dialéctico y no como asociación
de factores”
(8, p35)
.
2.2 Cambios en el abordaje de los problemas de Salud Pública
Respecto a la segunda categoría: Cambios en el abordaje de los problemas de Salud Pública
como consecuencia del aporte de los diferentes saberes sociales al Bioanálisis, las
informantes tienen opiniones diferentes. BE1, BE2 y BE4 coinciden en que no han ocurrido
cambios importantes en el abordaje de los problemas de Salud Pública como consecuencia
del aporte de los diferentes saberes sociales al Bioanálisis. BE1 y BE2 señalan que aunque
en el pensum de estudio se han incorporado asignaturas de orden social, como por ejemplo
comunitaria, existe alguna falla en el enfoque o en el alcance de la misma porque no se ha
generado un cambio en el ejercicio profesional.
Aunado a esto, la informante BE4 refiere que es necesario fortalecer las bases
fundamentales de la carrera para poder ampliar el campo de acción, porque existe una
deficiencia en el eje principal que es el rol de analista, difícilmente se puede formar un
profesional con capacidad de dar respuesta a las diferentes problemáticas de Salud Pública
existentes.
Las informantes BE3 y BE5 coinciden en que si se han generado cambios en el abordaje de
la Salud Pública, sin embargo BE5 refiere que desde la sociología y la epistemología no
han ocurrido cambios importantes. No obstante BE3 enfatiza que si se han generado
cambios en virtud que hay Bioanalistas participando en los programas de control, sin
embargo ella aclara que curricularmente la carrera todavía no tiene esos cambios. Esta
afirmación sugiere que el realizar un ejercicio profesional desde un eje social parece ser
más decisión personal que un reflejo de la formación de pregrado.
En el caso de la formación de Bioanalistas, se sigue reproduciendo el modelo médico
hegemónico que concibe el proceso salud-enfermedad desde una visión mecanicista. Este
enfoque direcciona la formación de profesionales de la salud con una visión de diagnóstico
desde lo molecular, ya que:
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“El cuerpo humano es considerado como una máquina que puede analizarse desde
el punto de vista de sus partes; la enfermedad es el funcionamiento defectuoso de
los mecanismos biológicos que se estudian desde el punto de vista de la biología
celular y molecular; la tarea del médico es intervenir, física o químicamente, para
corregir las disfunciones de un mecanismo específico”
(9, p65)
.
Este criterio justifica que se le dé menor peso a las asignaturas de corte social y se
favorezcan las asignaturas de corte analítico. Así tenemos que:
Han existido en Arica Latina experiencias de incorporación de esta dimensión
social a los programas de estudio, dicha incorporación ha sido casi siempre
marginal, yuxtapuesta y/o episódica. Inclusive experiencias que asumieron la
incorporación de lo social desde los primeros años de aprendizaje médico se
discontinuaron o redujeron el tiempo de dedicación
(12, p452)
.
Con el advenimiento de la biología molecular, la formación de los profesionales de la salud
se ha orientado hacia esta rama de la biología, disminuyendo, aún más, el contenido social
en la malla curricular. Evidenciándose que la episteme de la modernidad, con su
representación del modelo biomédico, sigue sustentando la praxis bioanalítica.
La visión molecular explica por qué la distribución porcentual de las asignaturas del nivel
básico y profesionalizante de las cinco (5) universidades autónomas que ofertan la carrera
de Bioanálisis (Universidad de Carabobo, Universidad de Los Andes, Universidad del
Zulia, Universidad de Oriente y la Universidad Central de Venezuela) son administradas
mayoritariamente hacia la función de analista (79,8 %); mientras que a la función de agente
de cambio social se le asigna sólo un 6,5%
(13)
. Ese desajuste en los cambios curriculares se
pudo evidenciar con la disminución de componentes social e investigativa que contradice la
razón transcompleja de ser de las ciencias de la salud, además, contradice el concepto de
competencia.
Los testimonios demuestran como el Bioanálisis es concebido desde las corrientes del
pensamiento del racionalismo, positivismo y pragmatismo, como una disciplina técnica
instituida en la observación, lo cual se fundamenta en: La observación como única base
posible de los conocimientos accesibles a la verdad, adaptados sensatamente a las
necesidades reales”
(14, p13)
. Desde esta cosmovisión se argumenta un ejercicio profesional
técnico, separado de otros saberes.
Transepistemosemiológicamente se puede observar en la narrativa de las cinco informantes
el uso de un discurso hipertrófico, que según Meza
(15)
: “Se presenta desde el, una visión de
la realidad seleccionada y magnificada intencionalmente con fines específicos”
(p12)
, ya que
a través del discurso se evidencia que la lógica establecida fue la impuesta por la razón
instrumental, generalizando en el ejercicio profesional del Bioanálisis, una práctica que
segmenta a este saber en relación con otros saberes y establece los criterios mecanicistas y
laboratoristas, aislados del pensamiento social y crítico, sin relación con los saberes
sociales y humanos y con el resto del equipo de salud, pues él y la bioanalista lucen
invisibles en sus aportes, limitándole el pensamiento de la modernidad, su actuar y sus
aportes para la búsqueda de soluciones a los problemas de salud pública.
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2.3 Trascendencia de la profesión
En cuanto la unidad de análisis: Trascendencia de la profesión hacia roles distintos a los
establecidos en el pensum de la carrera todas las informantes coinciden que el ejercicio
profesional no trasciende hacia roles distintos a los contemplados en el pensum de la
carrera. Es importante resaltar que aunque las informantes 3 y 4 señalan que la profesión
trasciende hacia roles distintos a los contemplados en el pensum de la carrera, en su
discurso se expresa lo contrario, porque sólo se refieren al rol de analista en diferentes áreas
de trabajo, actuación profesional que está contemplado en la Ley del Ejercicio del
Bioanálisis
1
que establece que la praxis bioanalítica se centra en el análisis de muestras
provenientes de seres humanos, para suministrar datos al proceso diagnóstico de
enfermedades, su prevención y terapéutica, además, puede procesar cualquier muestra de
origen animal, vegetal, mineral.
Lo que tiene coherencia con la categoría anterior (categoría 2.2), porque al no generarse
cambios con los aportes de los diferentes saberes sociales, por ende tampoco hay
trascendencia hacia otros roles. A través de estos testimonios se evidencia lo referente al
funcionalismo de Parsons
(7)
, quien planteo el estatus-rol como unidad básica del sistema.
El estatus hace referencia al “Aspecto posicional aquel en que el actor se encuentra
posicionado, en relación con otros actores y el rol es “el aspecto procesual es
considerado”
(p20)
. Con base a lo expuesto, se ratifica la necesidad de generar cambios en la
formación de los profesionales del Bioalisis, que permitan consolidar las capacidades
interdisciplinarias hacia la transdisciplinariedad para transcender el ejercicio profesional
marcado por la modernidad.
2.4 Contribuciones al mundo de la Salud Pública.
En relación a las Contribuciones al mundo de la Salud Pública, el total de los informantes
coincidieron que la contribución del Bioanálisis al mundo de la Salud Pública es
principalmente el diagnóstico de enfermedades al aportar el diagnóstico de laboratorio,
permitiendo estimar la prevalencia de una determinada enfermedad para establecer los
planes de tratamiento, control y prevención. También señalaron que estas contribuciones
son de orden biologicista. En lo que difieren las informantes es sí el profesional está
formado o no para integrar lo epidemiológico, lo cultural y lo social en el diagnóstico de
enfermedades.
Las informantes BE1, BE4 y BE5 coinciden en que no se imparte una formación que
permita que las contribuciones del Bioanálisis al mundo de la Salud Pública sean desde una
perspectiva multidimensionada, mientras que las informantes BE2 y BE3 consideran que si
reciben esa preparación, pero que debido a las estructuras del sistema de salud, donde las
1
Ley del ejercicio del Bioanálisis. Federación de Colegios de Bioanalistas de Venezuela. [Internet] 1979. [Consultado el
08/06/2016]. Recuperado a partir de: http://www.fecobiove.org/reglamentos/Ley%20de%20Ejer%20del%20Bioanalisis.pdf
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órdenes son verticales y no existe equipos de salud multi e interdisciplinarios, esta fortaleza
se ve desperdiciada.
Con estos testimonios los informantes corroboran, una vez más, la influencia del
funcionalismo en el ejercicio profesional porque:
“En un sistema social existe una transición gradual, más que una línea rígida de
separación, entre sus instituciones relacionales y regulativas. Toda acción implica
relaciones y mutualidad de orientación. Más aún, es un requisito funcional del
aspecto culturalmente integrativo del sistema social que debe haber un grado de
coherencia en las pautas de valor que han sido institucionalizadas en ambas esferas.
La distinción es esencialmente una relación funcional con la integración del sistema
social. A mayor grado en que los intereses adquieren independencia del sistema de
valor institucionalizado principal, mayor importancia de las funciones regulativas
de la estructura institucional”
(7, p38)
.
Este planteamiento explica como la socialización de un ejercicio marcado en lo mecanicista
se ha convertido en la conciencia del colectivo de los profesionales del Bioanálisis,
limitando su actuar a un desempeño biologicista, cuando la esencia de la carrera es
profundamente compleja, porque los valores impuestos por el sistema, son internalizadas y
reproducidas porque pasan a ser parte del sistema de nomas y valores de los actores.
Por otra parte, desde los relatos de los informantes se evidencia como la profesión
fundamenta su praxis en el pragmatismo: “Donde lo verdadero significa útil, valioso,
fomentador de la vida... la verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los
fines prácticos del hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta
práctica de éste”
(11, p43)
.
Desde las cosmovisiones del funcionalismo y pragmatismo se evidencia por qué los aportes
del Bioanálisis siguen siendo de tipo biologicista y no se da el salto cualitativo hacia lo
multidimensionado, porque el Bioanálisis se estableció como un saber auxiliar a la
medicina desde los inicios como profesión y de igual manera se ha socializado, donde su
valía se debe a la utilidad de los insumos que se generan del ejercicio profesional para el
diagnóstico de enfermedades y no se consideran los grandes aportes que esta profesión
puede dar a la sociedad.
2.5 Praxis bioanalítica
Respecto a la Praxis bioanalítica desde la matriz epistemológica vigente, BE1 y BE2
coinciden que la praxis bioanalítica es altamente biologicista centrada en el rol de analista.
Asimismo, los informantes BE1, BE3 y BE5 señalan que la praxis bioanalítica tiene que ser
multidimensionada, que no debe ser un ejercicio profesional centrado nada más en el
diagnóstico de enfermedades, porque el/la Bioanalista debe estar preparado para un sistema
preventivo funcional. Donde incorpore lo social y epidemiológico en su práctica
profesional.
Esto evidencia, una vez más, que el Bioanálisis como profesión se construyó y se reproduce
desde las epistemes del positivismo, pragmatismo, funcionalismo y su representación en las
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ciencias dicas, que es el modelo dico hegemónico. Uno de los principales rasgo
estructurales de este modelo es el biologismo. Al respecto Menéndez
(12)
sostiene que:
“El biologismo subordina en rminos metodológicos y en términos ideológicos a
los otros niveles explicativos posibles. Lo manifiesto de la enfermedad es
ponderado en función de este rasgo, como lo casual, sin remitir a la red de
relaciones sociales que determinan lo fenoménico de la enfermedad. El aprendizaje
profesional se hace a partir de contenidos biológicos, donde los procesos sociales,
culturales o psicológicos son anecdóticos. El médico en su formación de grado y
postgrado no aprende a manejar la enfermedad en otros términos que los de los
paradigmas biológicos”
(p453)
.
El biologismo no sólo se manifiesta en la práctica médica, sino en la praxis bioanalítica,
que mediatiza esta profesión al rol de analista, cuyos aportes a la salud pública se limitan a
la emisión de resultados para colaborar en el diagnóstico de enfermedades. Esta forma de
ejercicio profesional restringe su participación activa en la promoción y el mantenimiento
de la salud, ya que “La salud no obedece a un orden exclusivamente individual, sino un
proceso complejo, socialmente determinado”
(8, p35)
.
Esto invita a asumir la praxis bioanalítica desde otra visión del pensamiento que permita
visibilizar las potencialidades de esta profesión y generar mayores aportes a la sociedad,
siendo esta nueva cosmovisión el Enfoque integrador Transcomplejo. Las bondades de esta
episteme son señaladas por Schavino y Villegas
(16)
al describir la característica primordial
de este enfoque, la cual es:
“Desarrollar esquemas cognitivos capaces de atravesar las disciplinas como una
nueva forma de auto-transformación; una nueva manera de conocer y hasta un
nuevo arte de vivir, así como también, un respeto del contexto y de lo humano.
Significa en consecuencia que no necesitamos inventar; solamente transformar lo
que tenemos, de un pensamiento simplista a un pensamiento complejo, puesto que
al cambiar la manera de pensar, cambia también la manera de investigar”
(p4)
.
La formación del Bioanalista es transdisciplinaria, pero su ejercicio se ve limitado a un
actuar mecanicista y fragmentado, realizando una praxis biologicista. Lo expuesto por
Schavino y Villegas
(16)
permite establecer que, para generar una práctica profesional
multidisciplinaria es necesario transformar lo que tenemos, para abrir la posibilidad al
abordaje e interpretación de realidades complejas, trascendiendo las disciplinas y
conectando con la cotidianidad. Así lo deja ver Balza
(17)
cuando invita a:
“Construir un nuevo conocimiento desde una perspectiva transdisciplinaria...
traduce la síntesis de una nueva semiótica que se nutre, no solamente de los saberes
que provienen de las disciplinas, sino de la riqueza de lo real complejo del mundo
de la vida que se expresa a través de un particular juego intelectual y lingüístico de
naturaleza hemenéutica”.
Tal como se viene argumentando, el paradigma lineal impuesto por la modernidad generó
la división de los saberes en disciplinas e instituyó al sujeto como un ser desprovisto de
sabiduría, encarcelando el conocimiento dico al aspecto biológico mecanicista,
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despreciando la riqueza de los saberes que existen en las comunidades. Para lograr cambios
en la praxis bioanalítica es necesario asimilar que:
El prisma transdisciplinario de las ciencias comporta una disolución de fronteras en
el encuentro con la realidad, pero también supone integración recursiva de múltiples
saberes provenientes de distintos campos no necesariamente académicos, es decir
de los colectivos sociales, culturales, productivos y/o comunitarios, los cuales
nutren los nuevos mapas cognitivos transdisciplinarios, siempre en elaboración
(17)
.
Es indispensable pensar y construir el Bioanálisis desde posturas epistemológicas nuevas
que permitan la comprensión integral de este saber y que conduzca a la reinvención de la
praxis bioanalítica. La transcomplejidad constituye una opción a considerar porque es una
visión de mundo propicia para generar los cambios que demanda la realidad en estudio,
porque esta episteme permite establecer nuevas formas de pensar de manera sistémica, al
considerar todos los elementos que integran las realidades complejas de los problemas de
salud pública imperantes en la sociedad.
2.6 Formación universitaria de pregrado
Las informantes coinciden en que para reconceptualizar la concepción actual que se tiene
carrera, lo primero a realizar es definir que se quiere como perfil del egresado. BE1
propone incluir en la formación del Bioanalista componentes de aspecto social,
comunitario, histórico, cultural y que se incentive a la conformación de verdaderos equipos
de salud, integrado por profesionales de ciencias de la salud y profesionales con vinculo
social. BE4 afirma que el personal de salud debe tener una formación integral y BE5
sostiene que hace falta que el Bioanalista tenga más capacitación epidemiológica porque le
permitiría contar con herramientas para ayudar al paciente, a la comunidad, que acerquen
más al profesional a su verdadera función. El informante BE3 también plantea
actualización de programas y reformas curriculares, pero a diferencia de los otros
informantes, este mantiene la visión simplificada y reduccionista de la praxis bioanalítica
actual.
La Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo ha transitado por varios
diseños curriculares, estos son el: Flexneriano (1959), Positivo Pragmático (1972-1999),
Modelo Tecnocrático Globalizante (2000-2005), Constructivista (2005-2007) y el Modelo
Basado en Competencias
(18)
. El modelo Flexneriano se entendía la salud como. “La
normalidad biológica”
(19)
, donde el proceso salud-enfermedad era asumido desde el orden
biologicista, obviando los determinantes sociales, étnicos, culturales, epistemológicos,
históricos, que determinan dicho proceso.
En 1972 surge en la UC La reforma curricular y la expansión de los estudios en ciencias
de la salud e intentaron. “Reconfigurar conceptualmente el propósito de las Ciencias de la
Salud…, hacia una concepción del profesional de la salud integral, integrando los aspectos
psicológicos, sociales y biológicos”
(18)
. A pesar de los esfuerzos realizados por la
institución, no lograron trascender el enfoque pragmático-positivista. Meza
(18)
considera
que bajo este momento curricular:
Cobra fuerza la propuesta Castro Pereira que se presenta como la mejor
representación del modelo curricular tecnocrático sumergido en cánones
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conductuales… desde esta perspectiva se le da mayor énfasis a los roles, tareas,
administración o gerencia del conocimiento”
(p49)
.
Este enfoque curricular llevó a definir la praxis profesional desde roles y tareas, dándole
mayor peso al rol de analista y a las asignaturas que favorecían esta tarea, limitando su
actuar en el campo de lo social y lo humano.
Para el 2005 se gesta una nueva reforma curricular, denominada Diseño Curricular de
Ajuste Permanente que “Pretendió complementar los vacíos implantados con la visión
tecnocrática del Castro Pereirismo”
(19)
. Parafraseando a la autora, este modelo curricular no
generó cambios epistémicos en la formación de los profesionales de la salud, ya que sólo
sirvió para consolidar el modelo tecnocrático de Castro Pereira y reforzar la visión positivo-
pragmática-funcionalista.
Con el Modelo Basado en Competencias, la UC intentó deconstruir y construir el currículo
de las profesiones adscritas a la Facultad de Ciencias de la Salud, pero el anclaje a los
viejos paradigmas positivo-pragtico no ha permitido que se generen verdaderos cambios
en la malla curricular, por tanto, tampoco se ha avanzado en la formación de un profesional
multidimensionado, esto debido a que el “interés primordial por los procesos y las destrezas
de aprendizaje según la realidad circundante tienen como corolario la reducción a un
segundo plano de los contenidos culturales”
(20, p244)
y humanísticos.
El transitar por los diferentes diseños curriculares que ha atravesado la escuela de
Bioanálisis, evidencia la intensión de generar cambios contundentes en el pensum de
estudio que conduzcan a la formación de profesionales del Bioanálisis con un actuar
multidimensionado, más humano. Sin embargo, estos esfuerzos no han generado mayores
cambios, porque la operacionalización de cada propuesta curricular ha tenido como efecto:
“El diluir en problemas de repartos de horarios y asignaturas cuestiones más
sustanciales desde el punto de vista de quienes somos y qué enseñamos, es decir,
desde el punto de vista de nuestra identidad y de la identidad del proyecto para el
que trabajamos
(20, p245)
.
La revisión de los diferentes pensum bajo los cuales viene funcionando la Escuela de
Bioanálisis evidencia que se han realizado modificaciones basadas en cambio de nombres
de asignaturas y repartición de horas (Tabla 1). Desde el periodo lectivo del 2002 hasta el
2012, se evidencia que se ha transitado por diferentes diseños curriculares, en donde
inicialmente se generó un aumento de horas/semana ofrecidos del componente social
impartido en la carrera, pero en el transcurso de los años, las horas de dicho componente
disminuyeron.
Para el periodo electivo 2002 se observa que, los alumnos de los diferentes años de la
carrera, recibían entre 2 a 6 horas semanales de este componente. Para el 2008 generó un
aumento de las horas ´por semana que se dictaban, alcanzando un rango entre 2 a 14 horas
por semana, sin embargo, esto no se mantuvo en el tiempo y para el 2012, en el ajuste
curricular realizado, a las asignaturas del componente social les fue reducida las horas
dictadas por semana, quedando entre 1 a 7,5 horas semanales.
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Esto refuerza lo descrito anteriormente, donde se observa que la universidad ha realizado
esfuerzos por tratar de generar cambios en la formación de bioanalistas, pero dichos
esfuerzos han sido infructuosos, porque no se logra dar el salto cualitativo necesario que
permita formar Bioanalistas que realicen un ejercicio profesional multidimensionado.
Además, se evidencia en el pensum de estudio del 2012 la reducción de horas del
componente social, dejando en un segundo plano los contenidos culturales y humanísticos.
Tabla 1: Componente social en los pensa de Estudio de la Escuela de Bioanálisis- Aragua,
Períodos Lectivos desde 2002 hasta 2012.
2002
2008
2012*
Asignatura
Md
H/S
Año
Asignatura
Md
H/S
Año
Asignatura
Md
H/S
Sociología**
M
2
1er
Deporte
M
2
1er
Deporte
A
1
Psicología
M
2
2do
Comunitaria I
A
3
2do
Comunitaria I
A
1,5
Arte o deporte
M
2
2do
Gerencia I
A
2
2do
Metodología de la
investigación
A
1
Metodología de la
investigación
M
2
2do
Metodología de la
investigación
M
2
2do
Gerencia
A
4
Administración
general y de
laboratorio
M
2
3er
Historia ,
deontología y
legislación
A
3
3er
Historia ,
deontología y
legislación
A
2
Epidemiología
general
M
2
3er
Gerencia II
M
3
3er
Comunitaria II
A
3
Historia ,
deontología y
legislación
M
2
3er
Comunitaria II
M
3
3er
Epidemiología
general
A
1,5
Proyecto de
investigación
M
2
3er
Epidemiología
general
M
3
3er
Arte y Cultura
A
1
Trabajo de
investigación
M
2
3er
Arte y Cultura
M
2
4to
Proyecto de
investigación
A
1
4to
Proyecto de
investigación
M
3
5to
Trabajo de
investigación
A
3
5to
Trabajo de
investigación
A
3
5to
Servicio
Comunitario
Obligatorio
A
5to
Prácticas
Profesionales de
Comunitaria
M
5to
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5to
Prácticas
Profesionales de
Gerencia
M
5to
Md: modalidad, A: anual, M: modular. *Pensum vigente. **Sociología pasa a ser Comunitaria I
Fuente: Modificación de datos suministrados por la Dirección de Asuntos Estudiantiles-Aragua. De la
Universidad de Carabobo
2.7 Reconceptualización del Bioanálisis.
Los criterios expresados por los informantes llevan a replantearse la praxis bioanalítica
desde una perspectiva epistemológica transcompleja, asumiendo el principio
epistemológico de la transdisciplinariedad como una senda para transcender las disciplinas.
La transdisciplinariedad entraña en misma, romper las lógicas científicas y
estructuradoras de la realidad, para no continuar reproduciéndola tal y como esta es, puesto
que la visión disciplinar constituye una lógica que empobrece toda posibilidad de activar la
comprensión”
(17)
.
Por lo que es necesario que el Bioanalista integre en su ejercicio profesional determinantes
culturales, sociales, epidemiológicos, históricos, educativos que le permitan dar respuesta a
la problemáticas de salud pública existentes. Para ello el profesional del Bioanálisis debe
formar parte activa del equipo de salud y a su vez, éste debe permitir que otras ciencias lo
integren para poder tener una visión multidimensionada del proceso salud enfermedad.
3. Hallazgos
Una vez desarrollada la interpretación hermenéutica a los testimonios de los sujetos
informantes seleccionados, se evidenciaron los siguientes hallazgos.
1.- La práctica del Bioanálisis responde al modelo sociocultural existente, lo que debe ser
replanteado, es el manejo de la salud en su totalidad y por añadidura, replantear la práctica
bioanalítica, debido a que el ejercicio profesional se centra en el procesamiento de muestras
y emisión de datos sin participar en otras actividades como promoción de la salud y
prevención de enfermedades.
2.- Una de las causales de esta forma de ejercicio profesional, es que muchos de los
aspirantes a graduarse como Bioanalistas decidieron estudiar esta carrera porque no
consiguieron cupo en medicina, generando un techo cognitivo, ya que creen que no tienen
suficiente material para desarrollarse como un profesional integral. Esta forma de razonar
responde a lo establecido en la teoría funcionalista de Parsons desde la cual se define toda
función o rol como: La acción en la que los actores son los mecanismos centrales quienes
se conducen de acuerdo a las diferentes situaciones, metas, valores y modelos normativos”
(7), por tanto, los profesionales del Bioanálisis sólo realizan una interpretación del rol que
les corresponde entre los profesionales de la salud.
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Además, se evidencia la manifestación de las estructuras de poder impuestos a través del
modelo médico hegemónico, que establecel modelo normativo en la práctica profesional
del Bioanálisis como cnica más que como saber y le asigmayor peso al rol de analista
que al resto de las funciones de la profesión, por lo cual hoy todavía se considera a este
saber en el último escalón de la pirámide de las ciencias de la salud. Con base a lo
expuesto, los/las informantes consideraron que los y las Bioanalistas, no forman parte de un
equipo de salud porque no existe un equipo de salud como tal, debido a que el modelo es
vertical y sólo siguen directrices.
En los relatos de los informantes se evidencian además, las consecuencias que ha generado
la visión funcionalista, positivista y pragmática con la cual se construyó la razón social de
la práctica del Bioanálisis, cuyos referentes se sustentan en lo que Hessen, señala como:
“Una concepción del sujeto en la cual no es considerado un ser teórico o pensante, sino un
ser práctico, un ser de voluntad y acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su
voluntad y de su acción”
(11)
, Por otra parte, se evidencia como la profesión fundamenta su
praxis en el pragmatismo, Donde lo verdadero significa útil, valioso, fomentador de la
vida... la verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del
hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta práctica de éste”
(11)
y es precisamente esta perspectiva la que ha impedido el desarrollo del Bioanálisis como un
saber integral.
3.- No se han generado grandes cambios en la praxis bioanalítica, porque la mayoría de los
y las egresados/as se convierten en procesadores/as de muestras, no aprovechando gran
parte de su formación, aun y cuando se han incorporado al pensum asignaturas de corte
social. No obstante, existe un problema con el enfoque o con el alcance de las mismas
porque no se ha logrado un cambio en el ejercicio profesional. Se ha tratado de hacer tanto
que se ha hecho poco. Tal vez porque, lo que se ha generalizado es la reducción del tiempo
de dedicación de estas asignaturas para beneficiar aquellas que direccionan la formación de
los profesionales hacia lo biológico-molecular. Esto evidencia que el modelo biomédico,
como representación del positivismo-pragmatismo-funcionalismo sigue sustentando la
praxis bioanalítica.
4.- Desde el punto de vista epidemiológico, el Bioanálisis se ha quedado muy atrás. Desde
el punto de vista histórico se ha perdido un poco el aporte, porque como profesionales del
Bioanálisis no conocemos los orígenes de este saber, y al no conocer de dónde se originó,
no definimos hacia dónde vamos como profesión. No han ocurrido cambios importantes, en
el abordaje de los problemas de Salud Pública, como consecuencia del aporte de los
diferentes saberes sociales al Bioanálisis. Refieren además, que desde la sociología y la
epistemología no han ocurrido cambios importantes.
5.- A pesar de haber transitado por diferentes diseños curriculares y el esfuerzo hecho por la
universidad para generar un cambio, los egresados no trascienden los roles contemplados
en el pensum de estudio, porque el pensum está diseñado para formar profesionales con
capacidades de ejercer los roles de analista, gerente, agente de cambio e investigador, es
decir, la formación del Bioanalista se mantiene anclado al paradigma positivo-pragmático-
funcionalista. Cabe destacar, que existen algunos casos de Bioanalistas que trascienden
estos roles, pero son profesionales que han realizado postgrados de corte social como
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epidemiología o Salud Pública y llegan a realizar un ejercicio profesional diferente al
establecido en el pensum.
6.- Se observa en los y las Bioanalistas, el empleo de un discurso hipertrófico impuesto por
la modernidad, con el cual pretenden convencer que se han generado cambios en la praxis
bioanalítica, tal vez fundamentado en la visión establecida por la FECOBIOVE, que
concibe al profesional del Bioanálisis con un actuar integral, con conciencia ética
transdisciplinaria, con capacidades para participar proactivamente en fomentar la salud.
Pero en el excurso, describen un ejercicio profesional fundamentado en el rol de analista,
que restringe su campo de acción al laboratorio, con pocas capacidades para conformar
equipos transdisciplinarios.
7.- Los y las Bioanalistas tienen que incorporarse a los equipos de orden epidemiológico
que existen en el país y en los hospitales. Las contribuciones tienen que ser de orden
multidimensionado, ya que han sido de orden biologicista en la mayoría de los casos.
8.- El/a Bioanalista está formado/a para integrar lo epidemiológico, lo cultural y lo social en
el diagnóstico de enfermedades, pero debido a la estructura de los laboratorios y los
servicios de salud, está fortaleza se diluye. Cabe destacar, que se diluye porque el modelo
médico hegemónico ha identificado el modelo biologicista como la única forma de atender
la enfermedad, no dando cabida a otros saberes.
9.- El papel del/a Bioanalista en salud pública es fundamental, porque es quien dice, dónde
están los problemas y cuál es la magnitud de los mismos, es decir, el aporte del/a
Bioanalista es principalmente el diagnóstico de laboratorio, permitiendo estimar la
prevalencia de una determinada enfermedad para establecer los planes de acción a seguir
(tratamiento, control y/o prevención). Somos la piedra angular de diagnóstico para dar
alerta. Si se ve desde el punto de vista hospitalario, desde los servicios de Bioanálisis de los
hospitales deberían salir las primeras alertas hacia el epidemiólogo para hacer el abordaje.
Las contribuciones son de orden biologicista.
10.- No hay equipos multidisciplinarios ni interdisciplinarios que involucren a los y las
Bioanalistas, esto pude deberse a que la formación de todos los profesionales de la salud se
lleva a cabo bajo el modelo médico hegemónico, donde se considera al profesional de la
medicina como el jefe del equipo de salud y el resto de los profesionales, como auxiliares
del médico, es decir, no se genera el ideal de equipos de trabajo, porque el área se
estableció como un saber auxiliar a la medicina desde los inicios como profesión y de igual
manera se ha socializado, donde su valía se debe a la utilidad de los insumos que se generan
del ejercicio profesional para el diagnóstico de enfermedades y no se consideran los
grandes aportes que esta profesión puede dar a la sociedad.
Además, durante el pregrado no se adquieren competencias para conformar equipos
multidisciplinarios, ni transdisciplinarios, porque la formación universitaria es muy
individualista y competitiva, es decir, no se imparte una formación que permita que se da el
salto cualitativo hacia lo multidimensionado.
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11.- La praxis bioanalítica es altamente biologicista, centrada en la mayoría de los casos en
el rol de analista, que en algunos casos se limita al procesamiento de muestras biológicas,
sin tomar en consideración otros aspectos, por eso es necesario que el Bioanalista integre en
su ejercicio profesional determinantes culturales, sociales, epidemiológicos, históricos,
educativos que le permitan dar respuesta a la problemáticas de salud pública existentes.
Para ello el profesional del Bioanálisis debe formar parte activa del equipo de salud y a su
vez, éste debe permitir que otras ciencias lo integren para poder tener una visión
multidimensionada del proceso salud enfermedad.
12.- La solicitud de los informantes, estuvo orientada hacia el replanteamiento del saber
bioanalítico, siendo oportuno el transitar por una visión de pensamiento que brinde la
posibilidad de visibilizar los saberes colaborativos y emergentes que contribuyen con el
Bioanálisis.
Concusión
La praxis bioanalítica fue modelada desde la modernidad, estableciendo un ejercicio
profesional desde roles y tareas, un ejercicio mecanicista, repetitivo, desarticulado de lo
social y lo humano, donde se evidencian las relaciones de poder establecidas desde el
modelo biomédico, en el cual la medicina ocupa la cúspide de la pirámide del equipo de
salud y el Bioanálisis es considerada como una disciplina auxiliar.
La modernidad como proceso histórico, es reproducida en las universidades mediante una
formación vertical, donde no se articula lo biológico con lo social, con lo histórico o lo
cultural; ya que la malla curricular está definida por un grupo de asignaturas cargados de
contenidos procedimentales, impartidos desde objetivos de forma aislada. La concepción
biologicista de la profesión limita el aporte dado a la Salud Pública al diagnóstico de
enfermedades, desperdiciándose las potencialidades transdisciplinarias propios del saber
bioanalítico.
La academia forma estos profesionales desde un modelo biologicista, hegemonizado por el
modelo biomédico, que centra la atención en la enfermedad y concibe su praxis desde roles
y tareas, dándole mayor énfasis al rol de analista. Desde esta perspectiva, se niega los
aportes dados por la epistemología, lo historia, lo sociología, antropología y la educación,
al saber del Bioanálisis y por ende queda limitado su impacto en la Salud Pública.
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