Revista Salud y Bienestar Colectivo
Septiembre-Diciembre, 2021. Vol 5, Nº 3 ISSN 0719-8736
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EL CUERPO HABLA
The body speaks
Mg. Yocelyn Fierro Burgos
Coordinadora unidad técnica pedagógica comunal.
Departamento de educación municipal Comuna Freire, Chile
Magister en Educación, mención gestión directiva
yocelynfierroburgos@gmail.com
ORCID ID https://orcid.org/0000-0002-4489-5657
Dr. Alex Véliz Burgos
Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Los Lagos, Chile
alex.veliz@ulagos.cl
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-1371-9041
“La enfermedad es el esfuerzo que hace la
naturaleza para sanar al hombre. No hay que
luchar contra ella, sino integrarla, comprenderla y
trascenderla”.
Enric Corbera
Recibido: 01.07.2021
Revisado: 10.07.2021
Aceptado: 30.08.2021
Cómo citar este artículo: Fierro, Y. E. y Véliz, A. El cuerpo nos habla. Salud y Bienestar
Colectivo. 2021; 5(3): 147-153.
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Resumen
La presente propuesta, busca generar una reflexión respecto a la necesidad de escuchar a
nuestro cuerpo para lograr un mayor nivel de bienestar psicológico y social. Este proceso
de escucha, debe ser un proceso activo, que requiere de las personas abordar las
problemáticas de salud desde un modelo multidimensional, que involucra la participación
de la persona en un proceso introspectivo consciente que favorezca su proceso de
autorrealización.
Palabras claves:
Cuerpo, bienestar psicológico, bienestar social
Abstract
This proposal seeks to generate a reflection on the need to listen to our body to achieve a
higher level of psychological and social well-being. This process of listening must be an
active process, which requires people to address health problems from a multidimensional
model, which involves the participation of the person in a conscious introspective process
that favors their process of self-realization.
Key words
Body, psychological well-being, social well-being
Introducción
Hoy nos encontramos en un vertiginoso sistema social, condicionado principalmente a la
construcción de un estilo de vida o estatus profesional, completamente enfocado en el que
hacer por encima del ser(1)
El día a día laboral nos va consumiendo en estas intensas y extensas jornadas que nos hacen
olvidar y enterrar lo que pensamos y sentimos, volviéndonos máquinas de operaciones, sin
tener oportunidad de sentir y escuchar nuestro cuerpo. El mantener este nivel de demanda
ocasiona, en la mayoría de los casos, que el cuerpo comience a manifestarse con algunas
situaciones de malestar que al no ser escuchado puede aumentar volviéndose crónico. En
este sentido largas jornadas de trabajo pueden derivar en improductividad y en diversos
problemas de salud. Diversos estudios realizados alrededor del mundo han encontrado
relaciones entre las largas jornadas de trabajo y algunas de las enfermedades más comunes:
depresión, ansiedad, problemas musculares, insomnio, entre otras (2). Tal como menciona
Da Silva et al (3) se va debilitando la calidad de vida de las personas, lo que conlleva un
desgaste que se somatizan a través del cuerpo.
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Por otra parte las exigencias cotidianas nos hacen actuar mecanizados lo que conlleva otros
sentimientos como acumular culpas, por escuchar a los demás más que a nosotros, por
pretender ajustarnos a las expectativas de otros, por esperar aprobación externa, por
permitir que el miedo nos paralice, asumir cargas que no nos pertenecen, por no perdonar,
por no permitirnos decir que no, lo que de una otra forma influyen en el proceso “salud-
enfermedad-cuidado”, en especial cuando estas situaciones derivan en trastornos clínicos de
salud mental o afectan nuestra salud psicológica. Esto debido a mente y cuerpo están
profundamente conectados. Así como una enfermedad puede afectar nuestro estado de
ánimo; el estrés, la tristeza, la ira y otros sentimientos pueden afectar nuestra salud
corporal. La mala salud emocional puede hacernos incluso más propensos a las
enfermedades ya que debilitan al sistema inmunológico, sobre todo en temporadas
anímicamente difíciles (4).
Cuando se hace insostenible esta “sensación de malestar” la solución más rápida es, en
algunos casos la automedicación, que nos produce un falso alivio, pero si ésta no trae
resultados, se considera buscar apoyo de algún especialista para “aliviar” nuestro malestar o
dolor. En este sentido lo que se busca es ponernos rápidamente en el sistema a través de
apoyos o ayudas externas, pero sin un proceso real de autoanálisis o me meditación
respecto a nuestros procesos vitales(5).
Desarrollo
En nuestra sociedad se ha considerado que esta interacción salud enfermedad, que hace
relevancia en lo físico es lo normal, prevalece lo biológico. Sin embargo, se nos ha
olvidado que somos seres complejos, compuestos por múltiples dimensiones o áreas física,
emocional y espiritual consideradas de la siguiente forma:
Físico
Considerado como nuestro instrumento de movilidad es nuestra casa, con ella podemos
comer, hacernos presentes en distintos lugares.
Damos más importancia al plano físico porque es lo que podemos controlar y manipular de
alguna manera, por eso nos importa tanto la imagen y lo externo. Al cuerpo físico hay que
darle alimento físico, de calidad, es decir “comida real”. Diversos estudios señalan que las
personas que se alimentan de forma saludable y equilibrada, y con alimentos variados,
tienen una mayor probabilidad de: crecer y desarrollarse sanos y fuertes; tener más energía
para trabajar y disfrutar de sí mismos; sufrir menos infecciones y otras enfermedades (6).
Psicológico
Por otro lado, tenemos nuestro cuerpo Psíquico. Todo lo que somos, en gran medida, es el
resultado de nuestros pensamientos y estos vienen determinados por nuestras creencias que
día a día nos hacen tomar muchas decisiones. A raíz de esos pensamientos, interpretamos el
mundo y cada detalle que se vincula a nosotros y así vamos generando emociones,
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sentimientos, comportamientos que nos generan hábitos que van formándonos como seres
únicos
Somos seres emocionales. Las emociones, no son buenas ni malas, son neutras: tristeza,
enfado, alegría, miedo, asco y sorpresa. Lo importante es el uso que le damos, lo que
hacemos con ellas cuando se presentan. La emoción no la podemos cambiar de base, si el
pensamiento y así, generar otros sentimientos.
Y estas emociones acabarán influyendo en nuestro cuerpo, positiva o negativamente,
dependiendo del sentido que le demos. En la mayoría de las ocasiones no sabemos
interpretar o realizar una conexión con nosotros mismos, no escuchamos, ni distinguimos
las señales de nuestro cuerpo.
En la actualidad se ha visibilizado y se nos ha invitado a conocer a cerca de la Inteligencia
Emocional, que nos hace reflexionar que somos seres que privilegiamos lo racional, que
vivimos en una cultura que desvaloriza las emociones, y no vemos el entrelazamiento
cotidiano entre razón y emoción que constituye nuestro vivir humano, y no nos damos
cuenta de que todo sistema racional tiene un fundamento emocional (7).
Si construimos la capacidad de solucionar nuestras circunstancias personales, esta será
como la caja de herramientas del cerebro, porque tendríamos las herramientas para resolver
las distintas experiencias de acuerdo a su contexto, por eso es tan importante la conexión de
las tres áreas.
En la actualidad existe consenso acerca de que los factores psicológicos pueden
desempeñar un papel esencial en la historia natural de las enfermedades biomédicas.
Factores como las conductas relacionadas con la salud, nuestros estados psicológicos o
emocionales, las características personales y los modos de afrontamiento, han demostrado
ser de especial relevancia en el proceso de bienestar de las personas (8).
Esta afirmación es coherente con la evidencia científica actual que indica que cualquier
trastorno denominado sico u orgánico suele implicar igualmente, y a distintos niveles,
alteraciones psicológicas, y viceversa(9).
Social:
El agotamiento que sufre el sujeto de la modernidad tardía, Byung-Chul lo presenta como
agotamiento del alma, que es tan fuerte que no queda fuerza para la vida comunitaria (10).
En este sentido el componente social resulta muy relevante para los seres humanos. Esto
quedó de manifiesto durante la pandemia por covid 19. Donde una de las esferas que se vio
más limitada fue la social. Pues a pesar de disponer de los medios tecnológicos para
comunicarnos, las personas requerían en su mayoría un mayor contacto con otros, participar
de reuniones sociales y vincularse. Es decir las interacciones sociales nos hacen parte de un
grupo, una sociedad, donde aprendemos y nos desarrollamos como seres sociales (11). La
mayoría de las veces cuando se pierde la referencia del grupo humano las personas se
sienten afectadas (12).
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Es aquí donde cada ser entendido en sus tres áreas o ámbitos tiene la opción de iniciar un
camino de recuperación o sanación. Este proceso curativo nos invita a indagar en nuestras
capacidades conscientes e inconscientes (generalmente ignoradas), influyendo también de
manera específica, en cada uno de nuestros movimientos existenciales. A su vez, permite
aceptar la evolución constante de nuestro ser para renovarnos y transformarnos en los
diferentes entornos en los que nos desenvolvemos(4).
Hay personas que con esta acción cumplen las expectativas para sanar y continuar con su
vida “normal” Pero hay otras que, a pesar de haber realizado estas acciones, sienten que
aún no existe una verdadera sanación, pues el cuerpo continúa hablando en diversas formas
y es ahí donde comienza un caminar.
Este caminar que no fácil ni lineal con inicio, desarrollo y final, porque no depende de lo
externo ni cuantitativo sino muy por el contrario es un proceso interno, es un viaje hacia
nuestro interior, un reencuentro con nuestros más íntimos pensamientos y emociones que
nos hacen reflexionar y revivir momentos felices, tristes y en algunos casos hasta
traumáticos.
Cuando somos capaces de triangular lo físico, Psicológico y social, puedes dar la
trascendencia e importancia del autocuidado reconociendo que cada persona es responsable
de su propio bienestar, y que, dicho bienestar, también se extiende a como nosotros nos
relacionamos con nosotros mismos y luego la familia y la comunidad. Luego de
reconocerlo, sigue el tomar acciones y medidas para responder a las necesidades que
protegen la salud mental, física y emocional.
Tal como menciona Garduño(13) el poner a nuestro alcance nuevas soluciones para remediar
la crisis emocional, confluye en una “reestructuración emocional” con la cual modificamos
las situaciones estresantes del cuerpo a través del sistema inmunológico fortalecido lo que
permite aumentar sus recursos energéticos.
En este sentido proponemos el proceso de comunicación como un elemento importante
tanto para que la persona sea capaz de mirarse a misma, reconocer la conexión entre,
cuerpo, emociones e interacción. Además poder comunicar sus emociones y pensamientos
e interactuar con otros en un ambiente intersubjetivo(14-15).
Conclusión
Muchos malestares o enfermedades se podrían evitar si logramos mantener una salud
psicológica equilibrada, para ello, una de las principales herramientas que podemos cultivar
es aprender a expresar nuestros sentimientos adecuadamente (16).
Es muy necesario expresar o compartir los sentimientos que nos invaden, ya sean de
angustia, ira o tristeza con alguien ajeno a la situación, como un amigo o un consejero. No
sentir culpa por vivirlos, pues algo nos están manifestando y guardarlos pueden hacernos
sentir peor y estar más vulnerables a las enfermedades de todo tipo.
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Propiciamos mantener el equilibrio entre cuerpo, emoción y espiritualidad, aceptando cada
parte de nuestro ser y como vemos la realidad que experimentamos, sin ser nuestros propios
jueces, que en muchas ocasiones boicotea nuestra capacidad de salir airosos (17). Procurar
enfocarse en las cosas positivas de su vida es un aspecto muy relevante(18). Es importante
que aprendamos a mantener la calma, para ello, herramientas como la meditación y respirar
profundamente y una interacción positiva con otros pueden ser factores muy relevantes en
el inicio del camino de un adecuado bienestar psicosocial (19) (20).
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