Revista Salud y Bienestar Colectivo
Mayo-Agosto, 2021. Vol 5, Nº 3 ISSN 0719-8736
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Por otra parte, durante el mismo periodo (1983 - 2018), la población con carencias por
acceso a servicios básicos de vivienda disminuyó del 49% al 19%. No obstante, este tipo de
carencia en 2018 fue el que reflejó el mayor contraste entre las entidades pobres y ricas.
Para el estado de Guerrero, Oaxaca y Chiapas fue aproximadamente 24 veces mayor que el
estado más próspero, Nuevo León (20). Al respecto la Organización Panamericana de la
Salud señaló que las condiciones generales de vivienda, incluyendo los servicios básicos,
representan una de las principales formas de determinación social de la salud(52). Así
mismo, agrega que una vivienda saludable debe carecer o mantener factores de riesgo
controlados, además de poseer condiciones fundamentales, como ubicación segura,
estructura adecuada, espacios eficientes y servicios básicos y de buena calidad, así como
muebles, utensilios domésticos, y bienes de consumo seguros y eficientes. En suma, una
vivienda adecuada consiste en la durabilidad de su estructura, iluminación, calefacción y
ventilación suficiente, incluyendo los servicios de abastecimiento de agua, saneamiento y
eliminación de desechos, principalmente(52).
Otro aspecto a señalar, como carencia social íntimamente vinculada a la determinación
social de la salud es el acceso y cobertura a servicios médicos, considerados por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) como “la capacidad del sistema de salud para
responder a las necesidades de la población, lo cual incluye la disponibilidad de
infraestructura, recursos humanos, tecnologías de salud (incluyendo medicamentos) y
financiamiento”(42). Misma que determina que el efecto negativo que engendra la carencia
de acceso universal a servicios de salud, en mayor medida se concentra en las personas que
viven en condiciones de mayor vulnerabilidad. Esta situación, además de acentuar la
exclusión e inequidad social amplía las brechas en materia de mortalidad y morbilidad
materna e infantil entre las poblaciones más pobres y las más ricas(53). Aunque en México la
carencia por acceso a servicios de salud disminuyó del 52% en 1983 al 18.7% el año 2018,
la disminución se observó especialmente entre el año 2000 y 2018. Sin embargo, pese al
ininterrumpido proceso de afiliación al Seguro de Protección Social en Salud (SPSS), la
cobertura de intervenciones solo representó el 20%(37) con relación a la población afiliada a
las instituciones de seguridad social, además de encontrarse desprovista del resto de los
componentes que constituyen la seguridad social, por su vínculo laboral.
En resumen, se pudo observar entonces, qué la desigualdad entre entidades, en materia
educativa coincidió con la desigualdad económica, y en materia de carencia de acceso a
servicios de vivienda y de salud. Esta situación tiene lugar en la propuesta teórica de
Pierre Bourdieu, a partir de la interrelación que existe entre los diversos capitales como es
el cultural en forma de escolaridad asociado al capital económico, es decir, las entidades
con menor capital económico y cultural coincidieron con la carencia de acceso a servicios
básicos de vivienda y de salud, entendidos como “diferencias objetivamente inscritas en las
condiciones de existencia”(49), las cuales a su vez, permiten configurar un habitus de
autocuidado.
Finalmente, aunque las diferencias observadas entre las entidades con relación a dichas
formas de determinación social no coincidieron con el estado de salud de la población
pobre y rica, como se establece desde la perspectiva de la determinación social, si lo