Revista Salud y Bienestar Colectivo
Mayo-Agosto, 2021. Vol 5, Nº 2 ISSN 0719-8736
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HABITAR, FUNDAMENTO DEL BIENESTAR
To Inhabit, foundation of well-being
Dr. Luis Everardo Castro Solis
Email: lucastros@uadec.edu.mx
Grupo de Investigación de Sistemas Socioecológicos
Universidad Autónoma de Cohahuila, Mexico
ORCID: https:// orcid.org/0000-0002-1543-9871
Recibido: 12.03.2021
Revisado: 28.03.2021
Aceptado: 14.04.2021
Cómo citar este artículo: Castro, E. Habitar Fundamento del Bienestar. Salud y Bienestar
Colectivo. 2021; 5 (2): 15-30.
Resumen
Título: Habitar, fundamento del bienestar
El presente texto es una reflexión teórica sobre el bienestar en relación con el habitar desde
la socioecología política. Partiendo de una síntesis del concepto de bienestar social se hace
una propuesta de análisis, encontrándose que bienestar y habitar son conceptos
funcionalmente asociados en el campo de la ecología cultural. Pasando a una etapa de
propuesta, se elaboran elementos que desnudan las contradicciones de los modos de vida
contemporáneos particularmente originadas en las supradeterminaciones de una visión
productivista y conductista de la producción de la vida (el habitar). Se puede concluir que el
desarrollo de marcos abiertos de bienestar solidario y autodeterminado son caminos para el
bienestar.
Palabras clave: bienestar social, política social, comunicacn y desarrollo
Abstract
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This text is a theoretical reflection on well-being in relation to living from political socio-
ecology. Starting from a synthesis of the concept of social well-being, an analysis proposal
is made, finding that well-being and inhabiting are functionally associated concepts in the
field of cultural ecology. Going to a stage of proposal, elements are elaborated that expose
the contradictions of contemporary ways of life, particularly originated in the
supradeterminations of a productivist and behaviorist vision of the production of life
(inhabiting). It can be concluded that the development of open frameworks of solidarity and
self-determined well-being are paths to well-being.
Keywords: Social wellfare, social policy, communication and development
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Habitar, fundamento del bienestar
¿De cuál bienestar estamos hablando? El bienestar social es un concepto
convencionalmente acotado desde la economía mediante sumas ponderadas de parámetros
diacrónicamente censados, contenidos en diversos índices sintéticos (Por ejemplo, el Índice
de Desarrollo Humano, PNUD (1990); el Índice para una vida mejor, OCDE (2013); etc.)
de cuya discusión han dado cuenta otros analistas
1
. También desde la psicología social se
han planteado y discutido modelos estructurales multidimensionales del bienestar tanto
subjetivo
2
como psicológico y social
3
. Más recientemente se han propuesto
conceptualizaciones cualitativas o suaves, vinculadas a dimensiones existenciales diversas e
interacciones dialógicas de los habitantes
4
.
Suponiendo, que los parámetros de esas modelizaciones mecanicistas del bienestar de las
personas a través del tiempo, sean adecuados, congruentes, homogéneos, comparables o
incluso medibles, cabe preguntarnos si acaso se estaría midiendo realmente lo que se dice, y
s allá de ello, si podría, aquello que sea el bienestar social, ser medido por modelos
econométricos o psicométricos. Evidentemente hay un insidioso reduccionismo implicado
en todo ello. Aunque la necesidad de medir caracteriza mucho del espíritu científico
moderno, es cuestionable lo que está detrás de dicho reduccionismo como hipótesis oculta:
aquel intento de predefinir, discretizar o digitalizar, el continum multiplex que es la vida, la
humanidad y lo que engloba.
El que sea epistemogicamente inadecuado cuantificar por cuantificar el bienestar social,
no es el peor problema de esa práctica, pues también su empleo con pretensiones de
universalismo en política, lo compromete. En muchas ocasiones el bienestar ha venido
relacionado al desarrollo en la demagogia de la política internacional, de ahí que los
capitanes del desarrollo global, organismos como el BID o el Banco Mundial
5
, utilizan
como estrategias idílicas los ajustes estructurales de corte neoliberal a sus economías
cliente (las subdesarrolladas) basado en índices de bienestar (o de “calidad de vida” o de
“desarrollo humano”, etcétera) inmersos en su propio monologo de autovalidación. Un
aspecto de este coloniaje contemporáneo es insidioso, la avanzada discursiva en que
sustituye contenidos de conciencia del colonizado, por códigos convenientes al colonizador,
en términos de un supuesto desarrollo y otras entelequias.
El empleo de esos índices constituye, pues, las bases de las llamadas, políticas públicas que
establecen los Estados, como fundamento de sus programas de bienestar, que a su vez,
sirven para dar continuidad a la institucionalización y coaccionar del proceso productivista,
las políticas de bienestar devienen en políticas de aseguramiento de condiciones de
1
Uribe,2004.
2
Arita, 2005.
3
Blanco y Díaz, 2005.
4
Actis, 2017.
5
Alkire, 2002
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produccn y de explotación, pues conceden un lugar preeminente a las voces de la patronal
a quienes también conceden conocimiento en conduccn social, por ejemplo, El Colegio
de México ha propuesto invertir cerca del 4,7% del PIB en programas de aseguramiento de
condiciones funcionales de explotación de plusvalor a las que eufemísticamente denomina
bienestar y seguridad laboral
6
.
¿Es esto bienestar? ¿Existe realmente la posibilidad de alcanzar el pleno bienestar para
todos? Pensar así nos lleva directamente a una aporía en el pensamiento sobre el bienestar,
el bienestar no es una meta como los adalides del discurso sub-desarrollista quieren ver, no
es una carrera por la vida, sino la vida misma, es un proceso.
Eso que se nos ofrece como bienestar urbano, no es bienestar, pues no es bien habitar, por
el contrario, puede aparecer para unos, como un infernal corral de manejo de un fondo de
energía extraída de la miseria humana, que pareciera inagotable, y en condiciones de
máxima aceleración del crecimiento del flujo. La urbanización aparece como una
imposicn preformada artifactual, adminículo de la acumulación en curso. Aquí la
hipótesis dismal es que el programa económico global en curso es tan racional como una
ecuación de crecimiento logístico en fase exponencial de la biomasa, pero no en reactores
bioquímicos, sino aplicada a los fondos humanos en la urbanización, no exentos de la
interaccn termodinámica en el gran reactor bio-geo-físico planetario.
El problema con los intentos de definición universalista del bienestar es que, no es posible
tal generalidad de algo tan inherentemente ligado al mundo de la vida en su diversidad de
posibilidades. El bienestar se nos aparece como una sensación subjetiva envolvente, que,
aunque está relacionada con aspectos materiales, no es algo que se proporcione
mágicamente como un don o el resultado automático de una inversión de capital. El
bienestar se nos aparece como una propiedad emergente de abajo hacia arriba, del ser y
estar en relación con el entorno, y en ese sentido, muy relacionado con el acto de habitar
desde el fondo ecológico. Y cuál sería la ventaja de acotar al bienestar como un habitar: El
habitar es una práctica concreta del existir aq y ahora, en condiciones histórico-
materiales, incluidos los aspectos simlicos de dicha existencia, permanencia y cambio.
Veamos un ejemplo de una máquina de habitar total, sacado del imaginario
cinematográfico de ficción: la Estrella de la Muerte, aparato infernal de la ficcn de Stars-
Wars, como metáfora, s bien dicho, como modelo icónico, de un artefacto ubicado en los
mites asintóticos de las coacciones desintegradoras de la vida cotidiana, o un instrumento
de la funcionalización existencial total al sistema productivo-consuntivo. Acaso no la
estrella de la muerte acaba totalmente con todo orden natural, epítome de un sistema
sostenido artificial con exceso de energía, soportado tan solo con grandes miserias y
totalitarismos antidemocráticos, para la ecología política de mundos completos, ofreciendo
a sus habitantes, o quizá mejor dicho usuarios y robots, un mundo de botones, opciones,
luces de advertencia, meros de condición, informes de estado, y demás automatizaciones
6
El Colegio de México, 2021.
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de automatizaciones, regulaciones y gestiones de flujos que hacen posible, no la existencia,
esa es dispensable, sino la función a prueba de falla.
Aún más, acaso no, aquellos entes cupulares representantes de poderes hegemónicos llevan
consigo, desps de varias muertes y resurrecciones, su propio ecosistema, de alto costo, no
solo monetario, sino de muerte y miseria a escala galáctica. Aun así, para despecho de
nuestros villanos, la tecnología imperial no logra contener ni envolver completamente las
opciones de vida que las entidades realmente existentes en su entorno, pueden construir,
devolviéndole su condición de artificio desmantelable a su vez, produciendo la muerte de la
estrella.
¿Pero, de qes metáfora este armatoste infernal? Por supuesto, de la urbanizacn, por
analogía del aparato acotador avasallante de la existencia inyectado e introyectado desde las
alturas del campo de poder coaccionante. Es una urbanización flotante, que no una ciudad,
en el sentido de que no maximiza, promueve o facilita, la comunicación y la interacción
para la selección de opciones existenciales de sus habitantes. Es claramente visible y
constatable en la historiografía del urbanismo moderno, que la ciudad se transformó de
centro de vida y economía de aglomeración en artificio productor de condiciones de
produccn para el orden capitalista moderno
7
.
El totalitarismo de las particularidades productivistas trastoca el habitar por la organizacn
para consumir, pudiera decirse, metafóricamente, que cambia la posibilidad de existir por
un bon que inyecta flujos a libre demanda que satisface una necesidad hedonista
artificialmente creada y necesitada de los productos que se ofrecen como opción única de
solución existencial. La urbanización es la suma cum magna del aparato administrador de
una economía existencial cuantizada y cuantificada en una sociedad atomizada, dispositivo
adecuado a los fines productivistas y opacadora a perpetuidad de las condiciones de
dominacn y de hegemonía incuestionables, para la acumulación contemporánea.
La mercancía del espacio. La urbanización como producto funcional de la burocracia de
consumo. Es bastante evidente en el contorno del proceso urbano, el hecho de que la ciudad
se impone como dispositivo de control sobre el fondo poblacional, aqfondo entendido
como multiplicidad biológica explotable. Poblaciones, lugares y existencias tradicionales
son sustituidas por racionalidades instrumentales, organizadas y preformadas desde la
cúspide del sistema, como estrategia de sistema, disfrazada de política pública
8
.
No obstante, no es lo mismo habitar en un hábitat predefinido y sobreimpuesto como
opcn única necesaria, que habitar posibilitando el desarrollo del bitat, de lo cual dan
cuenta de todos los programas performativos en la historia moderna del urbanismo, desde la
comuna de París para acá. Si bien el bien-vivir se encuentra relacionado con una correcta
implantacn o materializacn de la vivienda, el bien-estar se encuentra más relacionado
7
García, 2016.
8
Castro y Aran, 2021.
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con la posibilidad de establecer opciones de configuración de un habitar electivo,
decisiones o elecciones más que selecciones, como expresión del estar bien.
En el bienestar no solamente existen aspectos o dimensiones materiales, sino también y
muy importantemente, aspectos simlicos relacionados con la comunicación y el sentido
existencial, que en su momento materializan modos de habitar concretos y sentidos que
resultan satisfactorios para los habitantes, no solo en espacios privados sino también en
espacios públicos, aunque alejándonos aquí de la acartonada definición convencional de
espacios públicos, aquí nos referimos a espacios identificables, usables y disfrutables como
comunes asequibles.
2
¿Acceder a un estado de bienestar social desde de los espacios y prácticas productivas del
sistema es posible? ¿Tiene sentido para un sistema hablar de bienestar social en un mundo
en colapso civilizatorio provocado por el mismo sistema que produce el malestar y el
colapso? Me parece que no tiene sentido, pues basta considerar algunas reformas posibles,
adecuadas para una cinemática o movilización del sistema, para el bienestar y la paz
basadas en la producción de cultura, comunicación y poder:
Implementar una economía circular de materiales indestructibles” pese a que no
exista un mercado desarrollado, es decir con pérdida”.
Reforma radical de la propiedad. La Tierra es de quién la habita, aquél capaz de
obtener de la Tierra los elementos de subsistencia termodinámica, el eterno
problema económico basal.
Aseguranza social. Que el sistema decida y promueva en favor del colectivo
subordinado, que eduque al colectivo para que se autoemancipe, que lo arme,
sustente y proteja.
Abolir la deuda externa. Existen cosas que se basan en una ideología tan solo; el
concepto de deuda externa, a nivel planetario no subsiste la deuda externa ergo la
anulación total de la deuda externa y recapitalización del sur global, descargaría
ipso facto las economías locales para su reinversión en la localidad.
Recapitalizar la naturaleza. Invertir a fondo perdido en sistemas biológicos de
oxigenación atmosférica: bosques, reservas.
Para darnos cuenta de que el programa antihegemónico reformista suena upico en verdad,
pero, contrario a lo que pudiera pensarse, no es porque las acciones indicadas no sean
posibles, pues de hecho son perfectamente factibles materialmente hablando, pero su
infactibilidad práctica proviene no de aspectos materiales sino de aspectos simlicos
ubicados en las profundidades del sistema operativo productivista, pues dado que los
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axiomas de base, como lo son por ejemplo, el crecimiento a perpetuidad, el combate a la
tasa de caída tendencial, el aumento idílico de la tasa de explotación, la atomización de la
naturaleza como insumo primario, el vertido de externalidades, etc., son imposibles de
remover, no puede haber capitalismo anti-capitalista. El hegemón estaría pensando en
soluciones que implicarían su propia desintegración si busca el bienestar realmente
existente.
Aquí el pensamiento no va por otro lado que el de emplear el pensamiento sistémico de
segunda generación, en donde la funcn burocrática con visión socioecológica y política,
vale decir, ética, tendría que contar con elementos en resonancia con los códigos de los
sujetos de la burocracia, para poder gestionar o responder a señales en dichos grupos
9
;
mutatis mutandis, si el Estado quiere habilitar el objetivo del bienestar no inmediatista ni
conductista, se vería obligado a proporcionar elementos que permitan una funcionalizacn
de la posibilidad de habitar que nos deje alcanzar nuestra idea de bienestar según el
pensamiento propio.
No obstante, este tipo de políticas de resonancia, serían imposibles de pensarse en ese
sentido desde los marcos productivistas hegemónicos, que, en tanto sistema teleológico de
control, son necesariamente conservadores. Este tipo de propuestas, tendrían que surgir por
necesidad desde la crítica a esos sistemas, advirtiendo, sin embargo, que este tipo de
constructo estructural social (los marcos u horizontes de bienestar) es plausible.
Pese a lo difícil de un programa radical de bienestar, no debe perderse la esperanza,
recordemos las palabras de W. Benjamin: “Son los sin esperanza los que nos dan la
esperanza”, pues constatamos, con horror y tristeza por las condiciones en que ocurren
actos infaustos e inhumanos como la guerra y el hambre que asolan regiones del planeta,
que aun en medio de las mayores tribulaciones y privaciones limitantes, el ser humano
intenta habitar, aunque sea por instinto de conservacn, transformar su medrar en intentos
de habitar.
Si bien, el bienestar pasaría por la necesaria redistribución social del capital y el
aseguramiento de condiciones no de producción capitalista, sino de producción existencial,
como lo son la provisión de un sistema social de aseguranzas generales y demás sistemas
de soporte como los de salud y educación, esas son funciones del Estado que debería
asegurarse de cumplirnos si fuera bueno, pero no basta con eso para el bienestar, porque en
un mundo colapsante, ya lo hemos dicho, la sola pretensión de eternizar el proceso
productivista es aberrante en sí misma, pues es termodinámicamente imposible en un
mundo finito y deletérea para la especie humana y la mayoría de las especies que la
acompañan, por lo que, la continuación de este tipo de procesos a escala global es un
crimen contra Natura, porque como nos recuerda Bensaïd, la humanidad existe más allá del
capital, el mundo no es una mercancía, el mundo no está en venta:
9
Luhmann, 2020.
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“El capitalismo no es eterno. Domina el mundo desde hace sólo cuatro o cinco
siglos. Su reino y su racionalización mercantil parcial se pagan con una
irracionalidad global creciente y con amenazas cada vez más angustiosas para
el porvenir de la especie humana. Nuestra tarea es probar que puede haber una
humanidad y mundo habitable más allá del capital
10
.
¿Cuál debe ser entonces una alternativa viable para la base, una que se pueda construir
desde la praxis cultural? ¿En qué campo cabe aun la revolución cultural para habitar?
Pensamos que toda práctica comunal que incremente la fertilidad del suelo, así como la
biodiversidad en tanto permita la autonomía en la producción de la existencia es, por
definición, contraria a la poiesis sistémica y favorable a la praxis cultural basal, y ocurre de
hecho en el contorno del sistema, constituye un desarrollo y proclamación de un sistema
por fuera del sistema, una heterotopía, que demuestra por lo menos una cosa, el sistema
urbano hegemónico no es único.
Consideremos las luchas sociales urbanas de nuestro tiempo, de cualquier tiempo. Las
luchas sociales urbanas materializan la heterotopía, han estado siempre presentes a lo largo
de la historia económica de occidente, son el ejemplo más palpable de la irreductibilidad
del habitar y la lucha económico-política posible como subversión inevitable y praxis
posible ante la cuantización y atomización, social y ecológica, productivista, como todo
camino de la producción no capitalista nos da testimonio de ello; aquí producción se
entiende como la producción de la existencia.
Entonces, hay de hecho una fuerza de abajo hacia arriba siempre presente en la expresión
de las posibilidades humanas para existir, aun en condiciones sumamente restringidas debe
de poder hallarse huella de ese habitar humano y búsqueda permanente de un bienestar,
muchas veces, marginal. Por lo tanto, es posible otro habitar, pues es lo que el ser humano
ha hecho desde siempre, pero antes que señalar programas, recordemos un poco de nuestra
historia cultural como homínidos.
3
El desarrollo cultural del homínido como especie dominante en el planeta, se encuentra
muy relacionado al paso evolutivo de su columna vertebral de una posición horizontal a una
posición vertical y la colocación de su aparato cerebral en la cúspide de la columna, con los
ojos al frente, que producen la percepción de un espacio tridimensional, pero sobre todo la
capacidad de caminar erguidos trae como consecuencia la liberación de las extremidades,
ahora superiores, como base de la manufactura que nos da el lugar como especie
tecnogica en un entorno al que accedemos caminando.
Más allá de un aspecto material en nuestro desarrollo cultural como especie con manos de
pulgar oponible, existen aspectos afectivos, que nos caracterizan como especie mamífera
con manos hechas para tocarnos unos a otros y proporcionarnos alivio, compañía, apoyo,
10
Bensaïd, 2003:12.
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bienestar, en nuestra larga noche evolutiva
11
. También la capacidad de arrullarnos y
alimentarnos que nace en una de nuestras ancestrales capacidades biofísicas de proveer
bienestar alimentario: notablemente la lactancia, pero sobre todo la capacidad de crianza
comunal. Mujeres y hombres en condiciones limitantes tendrían que comunicarse para la
crianza de infantes, antes y ahora.
El ser humano, “al verse arrojado a la naturaleza”, está obligado a resolver un problema de
índole ecogico política y en particular de índole económica para sobrevivir, siempre
como grupo, pese a casos excepcionales, si hubiera algunos Robinson Crusoes, en donde
sobrevive aislado, el humano es demasiado débil, solo es fuerte en grupo y solo hace grupo
si construye un sistema social en torno al grupo; la evolución paralela del cortex cerebral
junto con la capacidad de establecer sistemas sociales mediante el lenguaje, es evidenciada
por un cúmulo de datos neurofisiológicos y anatómicos sobre la evolución cerebral
12
En un sentido antropogico, consciente de la multiplicidad compleja en torno al término,
sustento esta definicn porque enlaza aspectos fundamentales de orden termodinámico y
de orden simlico a través de la comunicación:
“Cultura significa la forma en los miembros de un grupo de personas piensan,
creen y viven, los artefactos que hacen y la manera en que hacen las cosas […]
es un cuerpo organizado o formalizado de acuerdos convencionales [] el
conjunto de reglas, creencias y normas mediante el cual vive un grupo de
personas [manifiestos] en el arte y los [que-haceres perdurables
transgeneracionalmente]”
13
.
La solución de problemas de ecología (una termodinámica de la subsistencia) cultural (el
exitoso enlazamiento de códigos epigenéticos para la tarea eficaz de sobrevivir), aparece,
indefectiblemente, ligado al bienestar humano.
Podría decirse, como una primera aproximación no reduccionista, que el bienestar aparece
condicionado a la capacidad fundamental de gestionar exitosamente, problemas
comunicacionales y funcionales, así como expresar y desarrollar ideas es decir, ligado a
aspectos de desarrollo cultural a través de la comunicación que hace posible la organización
y cooperacn y el trabajo, no como valor de cambio, sino como factor de sostén.
El ser humano intenta cada vez que puede, y está biológica y evolutivamente equipado para
ello, establecer redes logísticas de abastecimiento termodinámico conjuntamente con redes
simbólicas de intercambio de significado que dan orden a su existencia, todo ello para estar
bien, para habitar, parece ser que ese es su intento, es Homo habitans. Interpretamos eso
como un hacer cosmos, explicacn (Cosmogonía) y sentido (Cosmología), pues plantea
11
Maturana, 2014:109-133.
12
Deacon, 1998.
13
Braidwood, 1971:57.
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horizontes y rutas espaciales y temporales, en una cultura que aspira a estar bien colocada
en el mundo.
¿Puede el bienestar social equipararse al habitar? Habitar y estar-bien, pasando por el “ser-
ahí” heideggeriano y la eficacia interactiva de Dioxiadis, para habitar, hay que ser capaz de
construir un cosmos, un nido, estructurar y dotar de orden y sentido a la vida, Bachelard
nos lleva a la fenomenología de la casa, trascendiendo la frontera de la descripción, para
revelar su función primaria, la de habitar:
“El no yo que proteje al yo […] Todo espacio realmente habitado lleva como
esencia la noción de casa […] En la más interminable de las dialécticas, el ser
amparado sensibiliza los límites de su albergue. Vive la casa en su realidad y en
su virtualidad, con el pensamiento y los sueños”
14
.
Y el habitar la casa, o aquello que denominemos casa, como eje profundo del bienestar,
pues
“La casa [y por extensión, todos los espacios de intimidad] en la vida del
hombre suplanta contingencias [] Sin ella el hombre sería un ser disperso. Lo
sostiene a través de las tormentas del cielo y de las tormentas de la vida. Es
cuerpo y alma. Es el primer mundo del ser humano […] es el ser-bien, en que el
ser humano es depositado en un estar-bien, en el bien-estar asociado
primitivamente al ser
15
.
Enfocándonos en los problemas más urgentes de la humanidad, el tema de la ecología
política (¿podría ser de otra forma?) planetaria, y en un prodigio de extrapolación
dialéctica, q acaso el planeta no es la casa primera del ser humano, en donde en una
aparente paradoja, el bien estar consiste en regresar a una naturaleza, o más bien regresarle
a la naturaleza su estatus de nuestra verdadera casa, con todas sus implicaciones, y que la
cáscara tecnosférica soportada que denominamos urbanización e infraestructura material,
no puede ser una opcn única de bienestar sobreimpuesto, sino tan solo otra entre las
muchas formas posibles de habitar, o si se quiere, de resolver el problema de la
supervivencia.
¿En realidad puede proveerse u otorgarse el bienestar? Los fútiles ensayos de ello, no han
sido s que intentos de abarcar lo inabarcable, porque el bienestar se nos aparece como un
estado subjetivo humano dependiente de insospechados enlaces simbólicos
(comunicaciones y decisiones) en el proceso social vital de la persona que lo juzga en
relacn con su espacio contextual. Pero no por ser simbólicos esos enlaces dejan de tener
impacto e interferencia en aspectos históricos y materiales, o si se quiere, termodinámicos,
vale decir, ecológicos, de la existencia; al contrario, justamente estos enlaces sociales son
los que permiten la expresión cultural quintaesencial del desarrollo humano.
14
Bachelard, 1957: 35.
15
Op. Cit., 37.
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Esa posibilidad de reconocer y enlazar códigos en el campo de conciencia de las
comunicaciones, es lo que ha posibilitado ancestralmente la emergencia de los sistemas
sociales que son la fuerza motriz de una ecología cultural profunda, entendida como una
búsqueda permanente y evolutiva de soluciones al problema existencial, o si se quiere, una
búsqueda de alivio a las angustias inmanentes al espíritu humano. Así, la búsqueda del
bienestar se nos aparece como un problema ecológico cultural. Más aun, podría decirse que
la búsqueda de un estado de bienestar humano, no como una meta a alcanzar algún día, sino
como un proceso continuo, es el origen y motor del enigma que pudramos denominar
problema ecológico cultural.
¿De q se trata pues el bienestar? De descolonizar la cultura, ¡claro! es decir, de alejarnos
de un bienestar preformado y superimpuesto cosméticamente, del pensamiento colonizado
del bienestar, funcional al consumo y al desecho lineales y a la imposición de un orden vital
preformado, y de crear sobre la marcha, la búsqueda del bienestar radical, en este sentido,
revela su carácter profundamente subversivo, es un acto sociecológico político profundo de
tomar sobre si, las riendas de tu propio Rocinante, no para salvarte a ti mismo, sino para
avanzar, amigo Sancho, para avanzar.
No hay una receta cerrada ni individualista para el bienestar, sino necesariamente se trata
de un estado abierto alcanzable en colectividad socialmente organizada, en otras palabras,
en tanto acto socioecológico político, ejercer el derecho a habitar, acto que choca
frontalmente con constelaciones de derechos privados orgánicos al sistema, por lo tanto, es
un acto profundamente problemático al statu quo, pero tan inherente y profundamente
natural al ser humano planetario: habitar en condiciones de autodeterminación responsable
y solidaridad, pero no puede ser una salvación individual, tiene que ser grupal, pues el ser
humano necesita de sus congéneres para habitar. Habitar en bienestar aparece entonces
como un proceso envolvente o emanación fantasmagórica de conexiones simlicas y
materiales insospechadas por que se establecen a partir de la saturacn de posibilidades de
seleccn, ahora es una elección entre lo contingente.
Quizá una alternativa para percibir lo aúrico, o aquella propiedad emergente del sistema
que influye capilarmente en su aparición, del bienestar o la concepción del bienestar como
un concepto híbrido
16
socioecológico político pueda abrir vías a una conceptualizacn
compleja del bienestar; aparece como algo plausible, el hecho de que el bienestar esta
correlacionado con el habitar: quién puede habitar adecuadamente posee un marco de
bienestar de orden material, comunicativo e instituido como soporte existencial y
simbólico.
4
Lefevbre señala un modelo que representa los elementos contradictorios del capitalismo a
partir de las formas discursivas en torno a fenómenos de destruccn de la vida cotidiana
16
Latour, 2007.
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ancestral y de super-imposición de formas de vida modernas, en el mismo proceso
capitalista a través de la instauración de una “sociedad burocrática de consumo dirigido
17
.
Como constructo teórico constituye un principio de una inteligibilidad del nudo gordiano
contemporáneo en la cultura, el llamado colapso civilizatorio, que también es colapso
epistemológico. Significando que el consumo se organiza por la vía de un sistema social
comunicativo que intercambia códigos funcionales al sistema productivista y no al sistema
existencial.
Llevando estas ideas a todos los estratos funcionales del sistema de actividad humana en la
urbanización, véase un modelo teórico de análisis socioecológico del bienestar y del
habitar, desglosado en la Tabla 1 (infra). Dicho modelo representa un constructo teórico
que intenta analizar la complejidad (unir lo disjunto) del híbrido socioecológico, vale decir,
del grupo de relaciones complejas entre capas simbólicas y termodinámicas del mundo, que
denominamos problema del habitar, se nos aparece como una entidad multidimensional que
aglutina los planos de existencia de la diversidad hisrica humana basal, material,
simbólica y supramaterial (institucional) en torno al poder productivo, tanto de la
racionalidad capitalista como de la existencia en sí, en juego dialéctico en el campo de
poder de acuerdo a su potencial propio
18
.
El estrato termodinámico y el aparato de control se acoplan mediante la interpenetración
con los sistemas sociales comunicativos. La parte de abajo representa conceptualmente un
modelo termodinámico de grupos humanos, el espacio de praxis o el poder que sube. El
aparato, sin dejar de ser una cristalización (institucionalizacn) de los elementos basales
emanado del sistema social, corresponde a la institucionalizacn del poder hegemónico en
diversas fases, el espacio de poiesis o del poder que baja. La capa inferior representa el
mundo material termodinámico del accionar humano, mientras que la capa superior
representa el mundo supramaterial institucional decisional humano; ambas capas son
articuladas por sistemas sociales comunicativos interpenetrados
19
.
El flujo comunicativo de decisión y acción entre capas de sistemas interpenetrados con
sistemas sociales, representa la dinámica del poder estructurado en torno a la productividad
contrapuesta del bienestar conductista del campo productivista y el terco habitar diverso del
campo existencialista. A partir de ahí se puede analizar una fenomenología
multidimensional de la cultura y bienestar humanos realmente existentes. Lógicamente, la
poiesis del hegemón tiende a su conservación por la vía de acotar y coaccionar las
conductas del fondo base para la producción de condiciones de producción; la praxis
heteropica corresponde a la producción existencial, con cualquier recurso disponible y
espacio, la realmente existente en la diversidad de grupos humanos en el planeta, la que
busca dar sentido a la vida.
17
Lefevbre, 1968:89-138.
18
Bordieu, 2001:224.
19
Luhmann, 2020.
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Viene al caso señalar algunos aspectos del presente análisis que permiten una epistemología
del habitar y del bienestar como problema socioecogico político: 1) el primero es su
fractalidad procesual, se aplica a un individuo o al globo. 2) El segundo es su adaptabilidad
diacrónica, se puede pensar en procesos socioecológicos primitivos o modernos, sin pérdida
de generalidad. 3)Tercero, y muy importante por su implicación práctica, el flujo de poder
existe en dos vías, por lo tanto, es un modelo no derrotista de la sustentabilidad, que señala
como posible la vía heterotópica: el ser humano y la diversidad de grupos humanos por
derecho natural pueden habitar el planeta por encima de cualquier constructo ideológico
supuestamente aplicable. 4) Cuarto, una inversión dialéctica total de los poderes, no cambia
la modelización, el modelo conceptual del orden cultural humano es invariante a una
cinética. En este último sentido, reproduce fuerzas conservadoras que hacen inteligible el
orden humano, instituciones, pero que a su vez es necesario que muten para dar estabilidad
al orden humano: conjeturo que esas estructuras aparecen como solitones, o fluctuaciones
estables, que responden cualitativamente a la síntesis dialéctica de fuerzas opuestas en
interaccn.
A manera de conclusión
El bienestar como problema ecológico cultural, nace del reconocimiento de que el bienestar
humano, subjetivo, psicológico, social, etcétera, aparece ligado a aquel habitar que permite
el libre desarrollo y expresión de los potenciales del sujeto, acotado, necesariamente, por un
marco ético de derechos y responsabilidades, que pudiera denominarse: bien habitar.
Advirtiendo que aquí se tienen al menos tres problemas, el primero es la validez de la
operacn de subrogar el bienestar al bien habitar, pero al menos pudiera decirse, como
hipótesis cualitativa, que el bien habitar aparece como una condición necesaria (pero quizá
insuficiente) del bienestar. En segundo lugar, alejarnos de la concepción del habitar como
un mero confort provisto automáticamente por el hábitat; si bien el hábitat es un elemento
clave del habitar, no es el único. Y, en tercer lugar, la complejidad de elucidar un marco
ético adecuado, que ha oscilado entre el individualismo a ultranza y el colectivismo
utópico, ambos inadecuados, pero sobre todo careciendo del debido reconocimiento a la
interculturalidad del problema mismo, como ya se ha señalado en otras partes
20
, pues
habitar llama, como necesidad funcional y ética, a un estado de ecumenismo, cooperación y
de reconocimiento a diferencias que han sido sistemática y epistémicamente opacadas para
la producción del mundo urbano contemporáneo.
Es posible decir entonces que la humanidad y el humanismo de las políticas de gobernanza
conductistas mecanicista, se encuentran en entredicho, en tanto se entienda el bienestar,
primordialmente, como el grado de funcionalización que el individuo tiene al proceso
productivista y de cómo asegurar e incrementar ese grado. De ahí que por el violento
forzamiento coaccionante de los modos de vida y existencia, dicha conceptualización y
práctica socio-política del bienestar merezca una reformulación y crítica radical.
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Peña, 2008.
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Tabla 1.
Análisis del bienestar y el habitar en la urbanización contemporánea. Elaboración propia.
Capa
Poiesis del
bienestar
Poder que
baja
Poder que
sube
Espacio
(Impactos)
Aparato de control
Estado.
Base de
poder
Gobernanza
Producción
de
condiciones
económico-
política del
sistema.
Reconocimie
nto y
habilitación
para la vida
Instituciones
(Totalitarismo,
fascismo,
colonización)
Sistema social comunicativo
Sistemas
sociales.
Base
simbólica de
sentido.
Educación y
Propaganda
Producción
de
interacciones
sociales que
funcionaliza
n el sistema
Comunicació
n de sentido
significativa
Imaginario
(Anomía,
exclusión
enajenación,
fragmentación)
Sistema termodinámico
Urbanización.
Base
material
tecnosférica
Valores de
cambio
Producción
de
condiciones
técnicas y
logísticas de
producción
Ecumene
Habitat
Vivienda/
Mercado/Ciudad
(Monopolio,
hiperurbanización
segregación,
explotación,
desinserción)
Planeta.
Base
ecológica.
Flujos bio-
geo-químicos
Fuentes/Sumid
eros
Constriccion
es ecológicas
y
termodinámi
cas
Valores de
uso
Nicho ecológico
(Ecotoxicidad,
antropocenosis,
riesgo ambiental)
La realidad social dista mucho de quedar cerrada ante los intentos de los discursos y
prácticas legitimadoras, de los intentos por cuadricular y quantizar el espacio existencial,
existen lenguajes, por así decirlo, más allá de la lengua oficial. Existen pcticas culturales,
antiguas y modernas, no es aquí en donde se hace apología del pasado, pero ante todo
propias, que pueden, y de hecho lo hacen, definir el habitar propio y por lo tanto el
bienestar y que pasan justamente por el reconocimiento de la epistemología del habitar que
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hay en el entorno del sistema, como sistema de interlocutores posibles, o sea, como sistema
comunicativo que produce comunicaciones y decisiones de la organizacn mutable.
Porque, q es el hombre: Dado que el hombre es unitax multiplex, sus maneras y
posibilidades de estar bien también lo son, por lo tanto, también el bienestar humano, o
mejor dicho las formas del bienestar humano también. El bienestar se nos aparece,
hipotéticamente y solo hipotéticamente, como un híbrido o aura socioecogica (un
complejo, un conjunto irreductible de emergentes, etc.) indefinible más allá de su puesta en
práctica como opción de vida en la existencia.
Un concepto multidimensional de bienestar (el bienestar desde la socioecología política) no
puede enunciarse en términos de modelos cerrados, pues implicaría reducir a la unidad, la
multiplicidad compleja de la vida; quizá mejor puedan enunciarse componentes mínimos o
marcos de bienestar, la pregunta tendría que plantearse mejor, ¿bienestar de quiénes,
bienestar para quiénes? Es decir, desde el punto de vista del otro a quién le falta. Tenemos
una idea intuitiva de lo que es el bienestar, o la falta de bienestar, pero a la hora de intentar
definirlo, s allá de los lugares comunes en la superficie del concepto, aparece el carácter
borroso, difuso, incluso holístico de aquello que es el bienestar.
De ahí que el bienestar tendría que pensarse y practicarse en funcn de la
conceptualizacn de marcos para el bienestar, la habilitacn de contextos abiertos
posibilitantes de la institucionalización (comunicaciones, acciones, decisiones) de prácticas
sociales propias de diversos grupos humanos. Pensamos que consiste en la posibilidad de
ejercer la selección de opciones existenciales para el individuo o grupo humano que lo
materializa, a lo que pudiéramos denominar habitar en la cultura o cultura del habitar, lo
cual plantea serios problemas, eminentemente, socioecológico políticos, vale decir,
problemas termodinámico-simlicos en torno a la economía y el poder, es decir la
existencia y la toma de decisiones y acciones en torno a los problemas de producción y de
los conflictos en torno a los problemas de distribución e intercambio de los insumos y
satisfactores materiales y espirituales.
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