Revista Salud y Bienestar Colectivo
Enero-Abril, 2021. Vol 5, Nº 1 ISSN 0719-8736
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mejoraron las condiciones clínicas y la satisfacción de los empleados. El uso del CMI,
permitió alinear al personal clínico, académico y administrativo. El hospital mejoró los
índices de satisfacción y fidelidad de los pacientes y médicos, al mismo tiempo disminuyó
a un 25% el coste por caso y un 35% el tiempo de duración de las hospitalizaciones.
En este mismo orden de ideas, cabe señalar que en el contexto europeo, durante la
celebración del Xlll Congreso Nacional SIQuAS, celebrado en Ferrara, Italia, en
Noviembre del año 2003, La Pietra, Nichelini y Baraldi, citados por Ledda
(7)
, presentaron
un trabajo práctico titulado “El Balanced Scorecard puede ayudar a los hospitales a medir y
mejorar su desempeño clínico?”. Dicho estudio fue realizado en las instalaciones del
Instituto Europeo de Oncología de Milano, durante el año 2001, periodo de tiempo en que
se implantó el CMI, con la finalidad de obtener la “Certificación a la Excelencia” otorgado
por la “Joint Commission International”.
Una de las particularidades que llama la atención de la exposición de este equipo de
investigadores, fue el hecho de cambiar la sigla de BSC (Balanced Scorecard) por CSC
(Clinical Scorecard), adecuándola a la realidad de la organización, demostrando la
flexibilidad de la herramienta y la creatividad de los investigadores para adaptarla a su
realidad y contexto organizacional. Durante los dos años de experiencia aplicando la
herramienta, se confirmó lo siguiente: en primer lugar, la importancia del análisis de datos
y la diferencia existente entre “datos” e “información”. Posteriormente, la necesidad de
justificar cualquier acción de mejora y evaluación comparativa en una actividad de
medición sustentada a su vez en hechos objetivos, explícitos y compartidos. Seguidamente,
la oportunidad de contar con una visión corporativa e integrada de los procesos clínicos, y
finalmente, la posibilidad efectiva de dar sustancia a la llamada “excelencia clínica” que, si
no se basa en dimensiones explícitas y medibles, puede correr el riesgo de convertirse en un
concepto abstracto y autorreferencial.
Para los referidos investigadores, gracias a la implantación del CSC, todos los
profesionales involucrados desarrollaron la toma de consciencia acerca de la importancia
que el desempeño clínico esté íntimamente conectado con los procesos de gestión, que sea
valorado adecuadamente a la hora de establecer los objetivos y metas, la elaboración de
presupuestos, asignación de recursos, reportes que reseñan la evaluación de los resultados
alcanzados y la asignación de incentivos relacionados con la compensación, entre otras
cosas.
Otra experiencia identificada en el continente europeo que tiene relación con el
Cuadro de Mando Integral y su empleo en ambientes sanitarios, la reseña Ledda
(7)
, quien
realizó un estudio teórico, refiriendo que el sector salud italiano es unos de los rubros más
reacios al cambio y escasamente competitivo en ese continente. Para paliar estas
circunstancias se han recorrido varios caminos como la adopción de sistemas de gestión de
la calidad (norma UNI EN ISO 9001: 2000), las cuales sirven de soporte para reorganizar
algunas estructuras consideradas en su mayoría arcaicas.