Revista Salud y Bienestar Colectivo
Enero-Abril, 2021. Vol 5, Nº 1 ISSN 0719-8736
2
(cuarentenas) obligatorio en su mayoría para la población, voluntario para otros,
extendiéndose por períodos acotados en algunos casos y en otros por tiempos
indeterminados. Otra medida utilizada son los cordones sanitarios que impiden la salida o
entrada a un territorio en cuarentena. Todas las medidas han significado en su mayoría
suspensión de clases presenciales y cambio por modalidad on line, teletrabajo, atención
virtual de salud, cierre de atención presencial de comercios, especialmente de pequeñas y
medianas empresas, entre otros. Estas medidas sanitarias que buscan disminuir o parar los
contagios, han provocado el aislamiento físico de las personas, de familias, de amigos,
disminuyendo e impidiendo la asistencia a los establecimientos educacionales, centros de
trabajo, acceso a los servicios de las comunidades, que si bien están diseñados para áreas
específicas del desarrollo humano son parte importante que potencian las relaciones
interpersonales que se desarrollan en el día a día
(1-2)
.
Sin embargo, existe una necesidad de las personas de seguir comunicándose a través de
diferentes estrategias, las preferidas las redes sociales, medios que tienen fortalezas pero así
también variadas complejidades. Esto ha permitido que las personas se expresen,
mantengan el contacto con sus familias, amistades, trabajo. Pero están generando un
contexto de mayor carga debido al excesivo tiempo que se tiene ante las pantallas De una
u otra forma, las personas necesitamos interactuar físicamente para reconocer las
emociones, resolver problemas, generar aprendizajes in situ
(3-4)
.
La pandemia de COVID-19 ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de los sistemas
sanitarios, así como el déficit de profesionales de salud para enfrentar la situación desde la
primera línea de atención, el largo periodo por el cual se ha extendido la Pandemia, ha
generado que los equipos estén agotados, se genere alta rotación en los servicios, aumento
significativo en las problemáticas de salud mental de los profesionales, desgaste y
sobrecarga laboral
(5)
. Para las universidades nacionales y regionales la situación no ha
estado menos compleja debido a que por disposiciones de la subsecretaría de redes
asistenciales los servicios de salud restringieron el acceso de estudiantes curriculares de
todos los niveles formativos a los campos clínicos y cuyas instrucciones fueron mantener
suspendidas la actividades clínicas mientras la situación epidemiología lo permita y se
pueda generar la planificación del reingreso progresivo. Para contener y mitigar la COVID-
19 las Instituciones de Educación superior que forman profesionales en esta área han tenido
que modificar las formas de enseñanza y priorizar la educación virtual en desmedro de la
actividad presencial, implementar plataformas y herramientas tecnológicas en el marco de
la telesalud y buscar alternativas de comunicación mucho más efectivas y asertivas que
posibiliten mantener al estudiantado motivado y conectados con el entorno y poder acercar
a las generaciones con las necesidades vitales de las personas y que puedan tener una visión
real y colectiva de los efectos e impactos de la pandemia
(6-7)
. Desde aquí nacen las
siguientes interrogantes: